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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


Por primera vez es cantado el Himno Nacional Mexicano en el Teatro “Santa Anna”, después llamado “Teatro Nacional”.

Septiembre 15 de 1854

El 12 de noviembre de 1853, Antonio López de Santa Anna dio a conocer la convocatoria por la que a iniciativa de Miguel Lerdo de Tejada, oficial mayor de la secretaría de Fomento, invitó a realizar una composición poética que sirviera de letra al himno nacional. El 3 de febrero de 1854, el jurado calificador integrado por Manuel Carpio, José Joaquín Pesado y José Bernardo Couto, da su fallo a favor de Francisco González Bocanegra (Biografía).

De una segunda convocatoria –a principios de 1854- dirigida a los músicos, los jurados José Antonio Gómez, Agustín Balderas y Tomás León, designan ganador a Jaime Nunó.

Luego de haber sido consumada la independencia, hubo varios intentos para establecer un himno nacional. Así por ejemplo, en 1821 fue estrenado el primer Himno Nacional compuesto por José Torrescano, que no llamó la atención pues la letra –de ignoto compositor- refería la victoria de una batalla de Agustín de Iturbide; del mismo modo ocurrió con una marcha compuesta –dedicada también a Iturbide ese mismo año- por José Ma. Garmedia. En 1849, vino a México Henry Hertz, compositor vienés y propuso a la Academia de Letrán hacer el Himno; la Academia, convocó a un concurso el 4 se septiembre de ese año y Andrés Davis Bradburn recibió el premio por el poema que escribió. En noviembre fue estrenado pero no fue del gusto de la gente. En febrero de 1850, en el Teatro Nacional, fue ejecutado un himno compuesto por Carlos Bochsa-Pere con letra del poeta cubano Juan Miguel Losada e interpretado por Ana Bishop. Hubo al menos otras cinco composiciones entre 1850 y 1853; entre ellas, una de Antonio Bar; otra, de dos italianos: Antonio Barilli e Inocencio Pelligrini y también un himno dedicado a Antonio López de Santa Anna.

Luego que fueron elegidos los ganadores del Concurso convocado por Antonio López de Santa Anna, el Himno Nacional fue estrenado el 15 de septiembre para conmemorar la Independencia; pero, como Su Alteza Serenísima no puso asistir, hasta el día siguiente fue estrenado oficialmente -bajo la batuta de Jaime Nunó- interpretado por la soprano Balbina Steffenone y el tenor Lorenzo Salvi.

El Himno original constaba de un coro de introducción de cuatro versos decasílabos y de diez estrofas de ocho versos que en total eran ochenta y cuatro y se cantaba en el siguiente orden: Coro, estrofa I, coro, estrofa II... y así sucesivamente hasta terminar con el coro. Al cantar el coro, se repetían los versos tercero y cuarto; y, al cantar cada estrofa, se repetía el último verso de la misma.

HIMNO NACIONAL MEXICANO

Texto: Francisco González Bocanegra

Música: Jaime Nunó

Versión original:

Coro

    Mexicanos, al grito de guerra

    El acero aprestad y el bridón,

    Y retiemble en sus centros la tierra

    Al sonoro rugir del cañón.

Estrofas

    I

    Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva

    de la paz el arcángel divino,

    que en el cielo tu eterno destino

    por el dedo de Dios se escribió.

    Mas si osare un extraño enemigo

    profanar con su planta tu suelo,

    piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo

    un soldado en cada hijo te dio.

    II

    En sangrientos combates los viste

    por tu amor palpitando sus senos,

    arrostrar la metralla serenos,

    y la muerte o la gloria buscar.

    Si el recuerdo de antiguas hazañas,

    de tus hijos inflama la mente,

    los laureles del triunfo, tu frente,

    volverán inmortales a ornar.

    III

    Como al golpe del rayo la encina

    se derrumba hasta el hondo torrente

    la discordia vencida, impotente,

    a los pies del arcángel cayó.

    Ya no más de tus hijos la sangre

    se derrame en contienda de hermanos;

    solo encuentre el acero en tus manos

    quien tu nombre sagrado insultó.

    IV

    Del guerrero inmortal de Zempoala

    Te defiende la espada terrible,

    Y sostiene su brazo invencible

    tu sagrado pendón tricolor.

    El será del feliz mexicano

    en la paz y en la guerra el caudillo,

    porque el supo sus armas de brillo

    circundar en los campos de honor.

    V

    ¡Guerra, guerra sin tregua al que intente

    de la patria manchar los blasones!

    ¡guerra, guerra! los patrios pendones

    en las olas de sangre empapad.

    ¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,

    los cañones horrísonos truenen

    y los ecos sonoros resuenen

    con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!

    VI

    Antes, Patria, que inermes tus hijos

    bajo el yugo su cuello dobleguen,

    tus campiñas con sangre se rieguen,

    sobre sangre se estampe su pie.

    Y tus templos, palacios y torres

    se derrumben con hórrido estruendo,

    y sus ruinas existan diciendo:

    de mil héroes la patria aquí fue.

    VII

    Si a la lid contra hueste enemiga

    nos convoca la trompa guerrera,

    de Iturbide la sacra bandera

    ¡Mexicanos! valientes seguid.

    Y a los fieros bridones les sirvan

    las vencidas enseñas de alfombra:

    los laureles del triunfo den sombra

    a la frente del bravo adalid.

    VIII

    Vuelva altivo a los patrios hogares

    el guerrero a contar su victoria,

    ostentando las palmas de gloria

    que supiera en la lid conquistar.

    Tornáranse sus lauros sangrientos

    en guirnaldas de mirtos y rosas,

    que el amor de las hijas y esposas

    también sabe a los bravos premiar.

    IX

    Y el que al golpe de ardiente metralla

    de la Patria en las aras sucumba

    obtendrá en recompensa una tumba

    donde brille de gloria la luz.

    Y de Iguala la enseña querida

    a su espada sangrienta enlazada,

    de laurel inmortal coronada,

    formará de su fosa la cruz.

    X

    ¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran

    exhalar en tus aras su aliento,

    si el clarín con su bélico acento

    los convoca a lidiar con valor.

    ¡Para ti las guirnaldas de oliva;

    ¡un recuerdo para ellos de gloria!

    ¡un laurel para ti de victoria;

    ¡un sepulcro para ellos de honor!

Francisco Prieto en una conferencia titulada “El Himno Nacional Mexicano: Señal de Identidad Compartida que desde el Amor postula la Paz” dijo que “La búsqueda de un himno para México significaba encontrar un vínculo que de modo inmediato uniera a los mexicanos en torno a un valor que los trascendiera a cada uno… el himno, nuestro himno, que también fue una elección popular, pues el pueblo había rechazado los que antes se le habían querido imponer, tiene una característica que lo distingue de todos los que nacieron de la Revolución Francesa, y es que antepone la paz a la guerra; que rechaza las guerras fratricidas y es, por momentos, como una plegaria para que los mexicanos respeten y antepongan todo lo que los une por sobre lo que pueda separarlos… No hay otro himno en la historia que privilegie el hogar y la paz sobre la aventura y la guerra, que esté tan despojado del rencor, que humille de tal manera la soberbia, la prepotencia, la crueldad sin mengua alguna del sentimiento sagrado de la defensa a ultranza del honor nacional… en ello reside el carácter que lo distingue de cualquier otro... ese himno, sólo marcial en una lectura superficial, es un verdadero himno a la alegría, y la alegría sólo brota de aquel que está libre del resentimiento y de la envidia, que ha sido coherente consigo y los valores que sirve a lo largo de su vida. En esto consiste su grandeza, nada más y nada menos…”

Hoy en día la versión original ya no es cantada. Santa Anna mismo mandó quitar la estrofa VII que aludía a Iturbide; luego del triunfo de la Revolución de Ayutla se quitó las estrofa IV que aludía a Santa Anna. En los años siguientes, fue tocado poco pues parece ser que no se editó en varios años.

Posteriormente, el 20 de octubre de 1942, durante el gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho, será expedido un decreto que, publicado el 4 de mayo del año siguiente; definirá la parte del Himno que debe cantarse y será declarada como oficial la versión editada por la Secretaría de Educación Pública. El 24 de febrero de 1984, será publicada la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales (Ver documento) que señalará que la versión oficial actual del Himno Nacional Mexicano, consta del coro y las estrofas I, V, VI y X de la versión original compuesta por González Bocanegra.

La versión oficial se canta completa en competencias escolares de canto; en actos oficiales usualmente se cantan el coro y las estrofas I y IV; en actos culturales y deportivos, se canta el coro, la estrofa I y nuevamente el coro.

HIMNO NACIONAL MEXICANO

Texto: Francisco González Bocanegra

Música: Jaime Nunó

Versión actual:

 

Coro

    Mexicanos, al grito de guerra

    El acero aprestad y el bridón,

    Y retiemble en sus centros la tierra

    Al sonoro rugir del cañón.

Estrofas

    I

    Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva

    de la paz el arcángel divino,

    que en el cielo tu eterno destino

    por el dedo de Dios se escribió.

    Mas si osare un extraño enemigo

    profanar con su planta tu suelo,

    piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo

    un soldado en cada hijo te dio.

    II

    ¡Guerra, guerra sin tregua al que intente

    de la patria manchar los blasones!

    ¡guerra, guerra! los patrios pendones

    en las olas de sangre empapad.

    ¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,

    los cañones horrísonos truenen

    y los ecos sonoros resuenen

    con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!

    III

    Antes, Patria, que inermes tus hijos

    bajo el yugo su cuello dobleguen,

    tus campiñas con sangre se rieguen,

    sobre sangre se estampe su pie.

    Y tus templos, palacios y torres

    se derrumben con hórrido estruendo,

    y sus ruinas existan diciendo:

    de mil héroes la patria aquí fue.

    IV

    ¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran

    exhalar en tus aras su aliento,

    si el clarín con su bélico acento

    los convoca a lidiar con valor.

    ¡Para ti las guirnaldas de oliva;

    ¡un recuerdo para ellos de gloria!

    ¡un laurel para ti de victoria;

    ¡un sepulcro para ellos de honor!

Durante el gobierno de José López Portillo, se comenzará a tocar el Himno al iniciar y al finalizar las transmisiones de los canales de televisión y estaciones de radio.

Finalmente, para conmemorar el sesquiseculo del Himno, el 25 de mayo de 2004, el Senado de la República declarará ese año “Año del 150 Aniversario del Himno Nacional”.

Fernando López Alaníz en la conferencia “El Himno y la Formación de la Nacionalidad” refierió “…Nuestro Himno es el más perfecto resumen de cincuenta años de trabajos por formarnos como pueblo, de configurarnos con una nacionalidad… El Himno Nacional Mexicano… es el testimonio del esfuerzo inteligente por crear un estado soberano, es el resumen del talento invertido por hombres de buena voluntad, aunque fueran enemigos entre sí, por legarnos a nosotros, sus descendientes, una patria.

Así pues, a partir de la Revolución de Ayutla el Himno compuesto por González Bocanegra-Nunó tiene verdaderamente carácter nacional… A partir de entonces…es la vivencia misma del pueblo mexicano: Ayutla, la Guerra de Reforma, la intervención francesa, Juárez, Porfirio Díaz, la Revolución Mexicana, el México hermoso y moderno de los años treinta a los setenta del presente siglo, y de las desgracias que nos heredan los pésimos gobiernos [recientes]… nada mejor que acabar con las funestas guerras civiles, que expresa con figuras poéticas de gran fuerza en la estrofa III. No ignora sin embargo que la forja de un pueblo requiere de golpes dolorosos pero heroicos, y canta a la Independencia y a los humildes como el Pípila o el Niño Artillero, o a los anónimos de Churubusco y Molino del Rey: ahí está toda la vibrante estrofa II… En ese tiempo… lo que más dolía a nuestros padres fue la necesidad de enfrentarse a las potencias que se declaraban enemigas de México, sin que México tuviera jamás para con ellas otro deseo que el de paz y ayuda mutua. Y así lo expresa el Himno en las estrofas I, V, y VI…Si por cultura entendemos el conjunto de características específicas y distintivas de una sociedad humana, en un espacio y en un tiempo determinados, podemos aceptar que los himnos nacionales, y el nuestro particularmente, definen las características de esas sociedades, y que por tanto el mexicano define la lucha por formarnos como pueblo y conseguir un lugar importante entre las naciones del mundo, a pesar de los enormes enemigos que intentaron, e intentan, impedírnoslo. Hablar siquiera de cambiar nuestro himno significa perder esa fuente de vitalidad, ese tesoro cultural, y por lo tanto no sentir ningún compromiso con la sangre que nuestros abuelos derramaron para enseñarnos lo que es la justicia internacional y la dignidad nacional. Y desproteger a las nuevas generaciones de esa manera, es dejarlas inermes para ser absorbidas por culturas extrañas, es invitarlas a que aprendan a menospreciar lo mexicano, y entregarlas al dominio extranjero.”

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.