27 de Agosto de 1913
Una de las dificultades del gobierno usurpador de Victoriano Huerta, era lograr que el gobierno de los Estados Unidos lo reconociera, aunque algunas naciones de Europa ya lo habían hecho. El presidente Woodrow Wilson comenzó a enviar agentes confidenciales para que le informaran de la situación, debido a que no confiaba en el embajador de su país en México Henry Lane Wilson, acusado de participar en “la decena trágica”.
A mediados de 1913, Wilson decidió ayudar a establecer un nuevo gobierno, mediante la aplicación de una política moral determinada. John Lind fue enviado como agente confidencial y se creó cierta tensión, pues el gobierno norteamericano no avisó al mexicano de su misión. Lind propuso a las autoridades mexicanas cese inmediato al fuego y armisticio definitivo, elecciones libres inmediatas, que Huerta no se postulara y que todos los partidos acataran y dejaran gobernar a quien resultara electo. El ministro de Relaciones Exteriores, Federico Gamboa, rechazó las propuestas diciendo que todo el país estaba bajo control y el gobierno norteamericano cuidara de no ayudar a los rebeldes, que tampoco los admitiera y que se mantuviera neutral. Entonces, el 20 de agosto, Lind sugirió a su gobierno que levantara el embargo de armas a los rebeldes.
Por orden de Wilson, el 25 de agosto, Lind informó a Gamboa que sería recibido extraoficialmente en los Estados Unidos, reiteró sus propuestas y propuso un soborno: si Huerta aceptaba las demandas norteamericanas, Wilson lograría la contratación de un empréstito que resolvería las necesidades urgentes de México.
El 27 de agosto de 1913, Wilson dio un mensaje al Congreso norteamericano en el que explicaba su política hacia México y declaró que Estados Unidos sostendría una “vigilante espera”, se mantendría neutral, lo que en la practica se traducía a “prohibir la exportación de armas o pertrechos de guerra de cualquier clase” a todas las facciones contendientes en México y sugirió que los residentes norteamericanos en México, dejaran cuanto antes el país.
El periódico “El Independiente”, publicó una nota el 28 de agosto de 1913: “Considero de mi deber, el presentaros sin reservas el estado actual de nuestras relaciones con México. Creo que es innecesario el describir la situación en aquel país, pero es nuestro deber el aclararlo, en bien de nuestros vecinos amigos y en bien de nuestros conciudadanos.
"Nos congratulamos en llamarnos amigos de México y esperamos demostrarle hoy y siempre nuestra lealtad y desinterés y que somos capaces de hacer sacrificios y de hacerle ver nuestra amistad hacia su paz y prosperidad… Declaro que el mundo, como los Estados Unidos, desean la paz, que será realizable cuando México acepte honorablemente nuestros servicios. Del norte al sur, se espera el desarrollo libre, pacífico y honrado de un gobierno constitucional.
No obstante nuestros sinceros deseos, y sin que sean comprendidas nuestras esperanzas, la situación empeora. El gobierno no ha pacificado ni mantenido el orden, por cuyo motivo envié a Lind como representante personal mío… Estimo que la situación actual es incompatible con el ejercicio de los derechos internacionales, con el desarrollo de la misma civilización, que está relacionada directamente con el progreso político y económico de Centro América…
Los Estados Unidos se felicitan de ofrecer ayuda y servicios honorables que constan en el derecho internacional y no comprenden los motivos por qué se rechazan sus buenos oficios…
¿Puede México dar al mundo motivos razonables por los cuales rechaza la propuesta?
Si pueden darnos motivos lógicos, será nuestra mayor satisfacción el tomarlos en consideración… Por efecto de una mala inteligencia, quedarán sin amigos capaces de ayudarlos y aconsejarlos. No obstante, debemos esperar pacientemente el desarrollo que no tardará en realizarse… Debemos demostrar nuestra amistad despreciando el uso de las armas… Debemos mantener la neutralidad… La puerta está abierta, aunque sea para cooperar a solicitud, o, bien, a iniciativa propia. Los no combatientes se encuentran en situación seria, por la cual urge a los americanos dejar a México y ayudar a su repatriación en lo posible, protegiendo debidamente a los que se hallen en la imposibilidad de abandonar sus intereses. También se debe exigir responsabilidad a los culpables de los abusos cometidos. Todo esto lo haremos en forma que evite una mala interpretación.
Mi deber es, ejercer mis prerrogativas e imposibilitar que tengan ayuda los beligerantes, prohibiendo para ello la exportación de armas… Tenemos derechos morales y la necesidad imperativa de establecer la paz y el orden en Centro América, lo cual nos alienta todavía más a mantener y practicar con paciencia y dulzura nuestros amistosos propósitos. Entonces triunfaremos como amigos y no como enemigos, conquistando con ello mayor gloria”.
Wilson creía que al caer Victoriano Huerta el orden y la legalidad serían restablecidos y se favorecería con ello a sus inversionistas. Pero cuando el proceso revolucionario pasó a una nueva etapa y en Aguascalientes sus dirigentes se dividieron en constitucionalistas y convencionistas, Wilson presionará a los revolucionarios y tratará de inducir a que nombren un gobernante que favorezca sus intereses. Su presión se deberá también a que en Europa ha estallado la Primera Guerra Mundial, por lo que urgirá a los revolucionarios a establecer un gobierno legal; además, tratará de asegurarse que la facción a la que apoye respetará compromisos financieros hechos por los gobiernos anteriores, garantizará las inversiones de los extranjeros y que su actitud será proclive hacia su país. En febrero de 1914 levantará el embargo de armas. A fines de ese año, Francisco Villa parecerá adecuado y Carranza será visto como no idóneo -aunque controlaba las zonas petroleras y los puertos mexicanos- pues negaba el derecho a intervenir en los asuntos internos de México y por su nacionalismo parecía no apto para ser reconocido.
En espera del curso de los acontecimientos, en aparente neutralidad, Wilson enviará a sus agentes especiales que acompañarán a los líderes de cada facción; para presionar –intervino-, pretenderá mantener las tropas que ocupan el puerto de Veracruz desde abril, pero ante las demandas de Villa y de Carranza, en noviembre evacuará el puerto. Aparentemente, Carranza estará en desventaja política y militar frente a Estados Unidos; sin embargo, aprovechará la situación internacional de la guerra en Europa y logrará evitar la intervención armada sin ceder a las presiones norteamericanas. Carranza aceptará respetar vidas e intereses extranjeros legítimos y rechazará enfáticamente que tanto el gobierno norteamericano como los representantes de los intereses extranjeros influyan política y económicamente en los asuntos de México.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO
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