26 de junio de 1811
Son fusilados los insurgentes Ignacio Allende (Biografía) y Juan Aldama. Ambos habían nacido en San Miguel el Grande, pertenecido al Regimiento de la Reina y participado en las conspiraciones de Valladolid y de Querétaro.
Aldama nació en 1774. Se alistó, con el grado de teniente, en el cuerpo de Dragones Provinciales de la Reina. En 1806, estuvo en la ciudad de México, en los acantonamientos de Jalapa y Perote, y nuevamente en San Miguel en 1808. Al año siguiente participó en la conspiración de Valladolid y después se trasladó a Querétaro, en donde vivió en la casa de José Ignacio Villaseñor Cervantes, su cuñado, que era regidor perpetuo de esa ciudad, y quien lo invitó a las juntas con el corregidor Miguel Domínguez y Doña Josefa. Al descubrirse la conjura, Aldama estaba en San Miguel, al mando del regimiento de Dragones de la Reina, por ausencia de Allende, quien se encontraba en Dolores, llamado por Hidalgo. El 13 de septiembre de 1810, Doña Josefa envió a Ignacio Pérez, a avisarle lo que ocurría. Aldama partió a Dolores, a donde llegó a las 2:00 h del día 16, contó a Allende lo sucedido en Querétaro y ambos conferenciaron con Hidalgo. Habiendo todos decidido adelantar el levantamiento, Aldama participó en la aprehensión del subdelegado Nicolás Fernández del Rincón y del administrador de los diezmos Ignacio Díez Cortina. Después fue encargado de cuidar a los españoles presos, con los soldados de su antiguo regimiento.
A partir de entonces, Allende y Aldama se convierten en jefes militares de la insurgencia. Pero Aldama disputó con Hidalgo en Celaya, porque éste autorizaba el saqueo de las casas de los españoles por las tropas insurgentes. Ambos, Allende y Aldama participaron en la acción del Monte de las Cruces y sostuvieron, ante las objeciones de Hidalgo, la conveniencia de ocupar la ciudad de México; al no hacerlo, la tropa insurgente se desmoralizó y de casi cien mil hombres, se redujo a la mitad. En esas condiciones, en Aculco, se enfrentaron a Calleja, quien los venció con su ejército bien pertrechado y disciplinado.
Tras la derrota, Allende y Aldama trataron de resistir en Guanajuato, pero al no obtener refuerzos abandonaron la plaza para reunirse con Hidalgo. En Puente de Calderón casi derrotaron a Calleja, quien se salvó por su pericia militar y el incendio de una carreta de parque en el campo insurgente. Ante la grave situación, Allende sustituyó a Hidalgo en el mando del ejército.
En ruta hacia Estados Unidos para conseguir recursos, los principales jefes insurgentes, entre ellos Allende y Aldama, fueron traicionados y aprehendidos en Acatita de Baján. Conducidos a Monclova y luego a Chihuahua, se les procesó y condenó a muerte
Sus cabezas hubieron de esperar el fusilamiento de Hidalgo para ser trasladadas a Guanajuato y colgadas en jaulas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, hasta que en marzo de 1821 fueron reintegradas a sus cuerpos. En su honor, San Miguel el Grande es hoy San Miguel de Allende, y la ciudad de León se nombra de los Aldama, en recuerdo a los hermanos Juan e Ignacio, y a sus tíos Mariano y Antonio.
Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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