Junio 8 de 1812
Los insurgentes Albino y su hermano Francisco son pasados por las armas y por órdenes del brigadier García Conde, sus cadáveres son descuartizados según los usos feroces de la guerra, para poner los miembros en varios lugares a la expectación pública: su cabeza colocada en una calle principal; una de sus manos, enviada a Guanajuato y la otra a Salamanca.
Sus restos permanecerán insepultos los ocho años que los realistas dominarán la región.
Ambos guerrilleros fueron aprehendidos por el capitán Agustín de Iturbide entre las dos y las tres de la mañana del 5 de junio pasado en Valle de Santiago, cuando disfrutaban de profundo sueño. En un momento fueron tomados los cuarteles y la casa que ocupaban. También, gracias a la sorpresa, fueron apresados como ciento cincuenta de sus compañeros, sin contar con otros tantos que murieron en la desordenada resistencia que quisieron oponer. Iturbide mandó fusilar a todos los prisioneros, con excepción de los hermanos García, que reservó para presentarlos a García Conde. Esta matanza de prisioneros sin auxilios cristianos, con la excusa de que no disponía de efectivos para custodiarlos ni de tiempo para permanecer en la plaza, dará fama a Iturbide de cruel y sanguinario.
Los hermanos García habían sido trasladados a Celaya, a donde García Conde les preparó una entrada de “un triunfo burlesco. Alegres campaneos, salvas de artillería, y todas las tropas formadas en valla recibieron á Albino cargado de cadenas, tributándole irrisorios honores de capitán general. Al llegar á la plaza el prisionero, García Conde olvidó su rango y todo principio de decoro insultándole de palabra, y luego, dirigió al pueblo un discurso insulso”.
Tal saña de los realistas obedece a las brillantes acciones de guerrilla que Albino había venido desarrollando durante más de un año para impedir el tráfico de barras de plata de Guanajuato a Querétaro. Albino nació en 1780 en el rancho de Cerro Blanco, jurisdicción de Salamanca y luchaba con un ardor tal que causaba grandes bajas a las tropas realistas. El pasado 12 de abril, a las afueras de Salamanca, casi destroza un convoy que “ocupaba una legua en toda su longitud” y que custodiaba García Conde, quien tuvo que solicitar auxilio urgente de la caballería de Iturbide para restablecer la marcha a Irapuato. Esto hizo que el gobierno virreinal decidiera su aniquilamiento. Al efecto encomendó a Iturbide y a Pedro Celestino Negrete hacer un plan para matarlo. El pasado 1º de mayo, antes que Iturbide y Negrete salieran de Guadalajara en su persecución, Albino atacó Irapuato, a la cabeza de cuatro mil caballos y siete cañones, y después desapareció “veloz como el viento” para amagar Celaya el 5 de mayo siguiente.
El plan realista consistía en el ataque simultáneo que debían efectuar el 15 de mayo contra Albino en Valle de Santiago, las tropas de García Conde por el lado de Celaya y las de Negrete por el camino de Yuriria. El primero de estos jefes sacó de Guanajuato todas las barras de plata que debían ser remitidas á México, para hacer creer que su movimiento no tenía más objeto que conducirlas á la capital, pero al llegar á Irapuato las dejó custodiadas para marchar a unirse al ataque de Valle.
Señala Lucas Alamán: “El sagaz Albino, aunque era hombre sin letras ni instrucción ninguna, pero que poseía aquel tacto militar que sólo da la naturaleza, había comprendido perfectamente el objeto de aquellos movimientos, y supo desconcertarlos con un tino que honraría á un consumado general. En vez de esperar en el Valle el ataque simultáneo de García Conde y de Negrete, los previno avanzando hasta encontrar á este último á distancia de dos leguas, atacándolo en la hacienda de Parangueo y poniéndole en mucho aprieto, pues cargó con todas sus fuerzas. Habiendo llegado García Conde cerca del Valle á la hora convenida, no encontró á Negrete en las posiciones que debía ocupar, y oyendo el estampido de la artillería por el rumbo de Parangueo, infirió que había sido atacado en aquel punto y marchó á auxiliarle. A su llegada, Albino se retiró, y perseguido por la caballería, perdió alguna gente, quedando entre los muertos Clemente Vidal, que era uno de sus subalternos de mayor confianza”.
Frustrado el plan García Conde e Iturbide, persiguieron a Albino durante diez y siete días, a partir del 15 de mayo. Albino, “enfermo de gota y obligado a caminar en ramilla, cuando creía que iba á ser alcanzado, montaba con ligereza a caballo, cruzaba por sendas excusadas, ocultaba sus cañones, de los que solamente iba dejando las cureñas, y retardaba la marcha de sus perseguidores cortando los puentes que daban paso sobre las zanjas y acequias del camino”.
Al no lograr resultados, los realistas se tomaron un descanso en Irapuato y marcharon a Salamanca el pasado 4 de junio. Allí se enteraron de que Albino y su hermano estaban en Valle. Simularon estar ocupados en escoltar el convoy con la plata que habían dejado custodiada semanas antes. Iturbide salió de Salamanca en dirección opuesta a Valle con ciento sesenta soldados escogidos y ya entrada la noche tomó camino a Valle, a donde llegó en las primeras horas del siguiente día. Así tomó por sorpresa a los insurgentes y realizó su aprehensión.
La historia registrará (México a Través de los Siglos): “Con la destrucción de la temible guerrilla de Albino la intendencia de Guanajuato quedó por entonces tranquila, pero quedó también cubierto de oprobio el nombre del jefe realista, que al insultar al caído, faltó á la vez á la consideración que merece la desgracia y á las formas severas de la justicia, de que ningún funcionario debe dispensarse”.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO. |