2 de Junio de 1743
Las autoridades virreinales aprehenden por sospecha, al historiador italiano Lorenzo Boturini Benaducci, quien vino en 1736 a la Nueva España, comisionado por el rey Felipe V de España, para estudiar lenguas indígenas e investigar la historia prehispánica.
El gobierno virreinal tuvo sospechas y al aprehenderlo, decomisa sus archivos, producto de siete años de trabajo. Estará ocho meses en prisión y a principios de 1744, será deportado a España, en donde lo liberarán y le prometerán la devolución de su trabajo. Aunque la promesa no se cumplió, Boturini escribirá Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional fundada sobre material copioso de figuras, símbolos, caracteres y jeroglíficos, cantares y manuscritos de autores indios, últimamente descubiertos.
Boturini, nacido en Sondrio, Obispado de Como, Italia, en 1702, estudió en Milán. Después de vivir ocho años en Viena, fue a Portugal en 1733 y de ahí pasó a España.
Boturini influido por las teorías de Juan Bautista Vico, llega a la Nueva España, con la idea de estudiar la historia mexicana, y se da a la tarea de reunir códices, manuscritos, documentos varios, tanto en náhuatl como en castellano, dibujos y otros objetos relativos a la historia antigua, entre ellos el Códice Ixtlilxóchil, atribuido a Fernando de Alva Ixtilxóchil. Esta colección fue confiscada por el virrey Pedro Cebrián y Agustín, y depositada en la oficina de la secretaría del virreinato, donde permaneció abandonada y saqueada.
Cuando es detenido, le atribuyen los cargos de haber entrado sin licencia y de introducir documentos pontificios sin el regio pase, por lo cual se le encarcela y luego se le deporta; durante el viaje los marinos ingleses, en guerra contra España, lo apresarán y lo dejarán en Gibraltar; finalmente, llegará a Madrid, España, donde será absuelto de los cargos y le nombrarán Cronista Real de las Indias, ordenando se le devuelva su colección. Redacta su obra entre 1744 y 1746, año en que se publicará el primer tomo de su Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional. La mayor parte de los documentos, códices y manuscritos que le fueron confiscados y nunca devueltos, pasaron a bibliotecas extranjeras. Murió en Madrid, España, hacia 1755.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
|