30 de Mayo de 1906
El malestar tiene su origen en la discriminación salarial a favor de los empleados extranjeros y en el maltrato y sobreexplotación a que son sometidos los obreros mexicanos, ya que los 3 mil trabajadores extranjeros tienen un salario mínimo de siete pesos diarios, mientras que los 5,300 mexicanos sólo reciben tres pesos por jornada de 10 y 12 horas.
En 1896 el coronel retirado del ejército norteamericano William C. Greene adquirió la Empresa Minera Mexicana propiedad de Hilario S. Gabilondo y fundó The Cananea Cooper Co. y otras empresas subsidiarias, que en 1899 constituyeron la Cananea Consolidated Cooper Company, que es la empresa principal que a la fecha explota el mineral de Cananea.
Las alianzas de Porfirio Díaz con los grupos de poder locales para mantener su gobierno, han permitido que los miembros de estos grupos se manejen como señores feudales por el poder político que han logrado sobre los gobiernos locales, cuya divisa “Paz y Orden”, significa para peones, jornaleros y obreros fabriles, arbitrariedad, explotación y represión; así como despotismo y discriminación. Además, los gobiernos locales también se han visto sometidos al poder de los industriales y comerciantes extranjeros que operan en sus territorios.
Los patrones eran gringos
y gringos los capataces,
y más que gringos, ladrones,
como las aves rapaces.
El 16 de enero pasado, 15 mineros de Canana constituyeron la sociedad secreta Unión Liberal Humanidad, presidida por Manuel M. Diéguez, ayudante del rayador de la mina Oversight de la Cananea Consolidated Copper Co., y Francisco M. Ibarra, como vicepresidente y Esteban Baca Calderón, como secretario. Meses después, Lázaro Gutiérrez de Lara, formó en El Ronquillo y la Mesa Grande otra agrupación clandestina llamada Club Liberal de Cananea. Todos ellos crearon la Junta Patriótica, que el pasado 5 de mayo celebró la batalla de Puebla y en esa ceremonia convocaron a los mineros a la unión, a la organización y a la lucha.
El siguiente paso sería constituir la Unión Minera para enfrentarse legalmente a la empresa. Sin embargo, los acontecimientos se precipitarán de modo inesperado:
La noche de mañana, 31 de mayo, la compañía informará a los barreteros, ademadores, rezagadores y carreros de la mina Oversight que la extracción del metal quedará sujeta a contrato, de modo que los mayordomos escogerán a su personal, lo que significa que se despedirá a buena parte de los obreros y se aumentará el trabajo de los que queden contratados.
El descontento se desbordará en las siguientes horas y en la madrugada del 1º de junio 400 mineros se amotinarán al término de su jornada con la demanda de “¡Cinco pesos y ocho horas de trabajo!” y demandarán la destitución de dos capataces norteamericanos. Los del turno diurno se negarán a bajar; luego, marcharán por las calles e invitarán a los demás trabajadores a que se unan a su lucha. La huelga se extenderá a las minas El Capote y La Demócrata, así como a la planta concentradora y a la fundición.
El presidente municipal, Filiberto V. Barroso, convocará a los huelguistas a una reunión, en la que asistirán como delegados obreros Calderón, Diéguez, Justo Félix, Enrique Ibáñez, Francisco Méndez, Álvaro L. Diéguez, Juan N. Río, Manuel S. Sandoval, Valentín López, Juan C. Bosh, Tiburcio Esquer, Jesús L. Batres, Mariano Mesina e Ignacio Martínez; y por la empresa Pedro D. Robles. Ahí concretarán sus demandas:
"I.-La destitución del empleo del mayordomo Luís (Nivel 19). II.-El mínimo sueldo del obrero, será de cinco pesos con ocho horas de trabajo. III.- En todos los trabajos de la Cananea Consolidated Cooper Co. se ocuparán un 75% de mexicanos y un 25% de extranjeros, teniendo los primeros las mismas aptitudes que los segundos. IV.- Poner hombres al cuidado de las jaulas, que tengan nobles sentimientos para evitar toda clase de irritación. V.-Todo mexicano, en los trabajos de esta negociación, tendrá derecho a ascenso, según se lo permitan sus aptitudes". Horas más tarde, el coronel William C. Greene rechazará este pliego petitorio.
En apoyo a sus demandas, los trabajadores marcharán con la consigna “Cinco pesos, ocho horas”, pero al llegar a la maderería, los hermanos George y William Metcalf los recibirán con los chorros de las mangueras de presión; los huelguistas no se detendrán, incendiarán la oficina, caerá el primer obrero muerto, morirá George a pedradas y William disparará sobre la multitud pero será finalmente muerto también.
El coronel Greene y su gente se atrincherará en un edificio contiguo a la presidencia municipal, y al arribar la manifestación ordenará una descarga cerrada de fusilería. Los huelguistas responderán con piedras y con unas cuantas armas tomadas de las casas de empeño. La policía mexicana intervendrá en apoyo de los norteamericanos. Después de una hora, el saldo será de 17 heridos y 10 muertos, ocho de ellos mexicanos. Los huelguistas huirán a las lomas y la compañía traerá mercenarios y armas de los Estados Unidos.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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