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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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México da por concluidas las relaciones diplomáticas con Nicaragua; la medida tomada por el López Portillo tiene amplio apoyo popular

20 de Mayo de 1979

El presidente José López Portillo rompe relaciones diplomáticas con el gobierno de Anastasio Somoza de Nicaragua, en el balneario de Cancún y después de una reunión con el mandatario de Costa Rica, Rodrigo Carazo.

La medida es respaldada por la población mexicana porque el rompimiento es un apoyo explícito a las fuerzas revolucionarias y opositoras a la dictadura somocista.

López Portillo (Mis Tiempos) relata que desde el 17 de enero de 1979 pasado, el Secretario de Relaciones de Panamá le llevó un recado de Omar Torrijos y Carlos Andrés Pérez, para que México encabezara un movimiento formal para derrocar Somoza y que ellos estaban dando armas y apoyo a los sandinistas. “Con toda consideración les dije que no íbamos a sacrificar un principio fundamental, el de no intervención...Que Somoza era el «Frankensteinito» de los E.U.A.”, que si ahora ellos no sabían como sacarlo y sustituirlo, que lo hicieran ellos directamente. “Yo tenía ya resuelta la ruptura de relaciones y buscaba la oportunidad más útil para hacerlo; la información personal, amplia y directa que me dio Carazo Odio, Presidente de Costa Rica, sobre la situación en Nicaragua, fortaleció esa resolución. La represión genocida y sin destino de Somoza, abandonado por su socio norteamericano y sólo mantenido por sus sicarios, hacía estéril la lucha del pueblo. Además, de algún modo, tenía en mente el compromiso moral con un grupo conmovedor de jóvenes nicaragüenses que, de la Secundaria, se había ido a la guerrilla y aspiraba a formar un Gobierno de dignidad nacional, democrático y plural”.

El 18 de junio, ya rotas las relaciones, el Embajador Bowdler, de la OEA, presentará a López Portillo dos documentos: uno público, por el que la OEA mandaría una representación para convencer a Somoza de que deje el poder y permita organizar un nuevo Gobierno. El otro, un proyecto del texto que le llevará a Somoza, mucho más terminante respecto de la posición norteamericana que abiertamente le pide deje el poder. “Rechacé los dos por intervencionistas. Peligrosísimo, y así se lo dije. Aunque también le informé que no seguiríamos los pasos de los países del Pacto Andino de reconocer estados de beligerancia, ni teníamos por qué reconocer o no Gobiernos, Doctrina Estrada. Que esperábamos acontecimientos”.

En México, desde los días de combate de Augusto César Sandino, “General de Hombres Libres”, contra la intervención estadounidense en Nicaragua, diversos organismos políticos y de solidaridad apoyaron su causa, así como personajes notables como Diego Rivera, Frida Kalho y Julio Antonio Mella. También pertenecieron a la Legión Latinoamericana, dentro de las filas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, los mexicanos: Guillermo Lira, José de Paredes, Andrés García Salgado, Jorge Chávez Tinoco y Alfredo Vega. Paredes sirvió de secretario a Sandino y de enlace con el presidente mexicano Emilio Portes Gil durante el viaje de Sandino a México en 1929.

Los “marines” se retiraron en 1933 y dejaron a Anastasio Somoza como comandante de la Guardia Nacional, quien un año después mandó ejecutar a Sandino. En 1937 Somoza fue elegido presidente; desde entonces y hasta 1979, él y su dinastía establecieron una dictadura militar. En 1956 Somoza fue asesinado y su hijo, Luis Somoza Debayle, lo sustituyó. En 1967 Anastasio (Tachito) Somoza Debayle, el hijo más joven del primer dictador, fue elegido presidente, en 1971 derogó la Constitución y disolvió la Asamblea Nacional. Fue nuevamente elegido en 1974.

Durante este periodo México mantuvo relaciones insignificantes con Nicaragua. Sin embargo, existieron algunas divergencias entre ambos países, pues en la década de los sesenta, la presión de Estados Unidos sobre el régimen de Fidel Castro hizo que países como Nicaragua se alinearan a la política norteamericana, a diferencia de México que mantuvo relaciones con Cuba. Pese a esas diferencias, México ayudó a los damnificados durante el terremoto que destruyó el centro de Managua en 1972.

El 27 de diciembre de 1974 reapareció el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) al secuestrar a diversos funcionarios somocistas y diplomáticos de diversos países para negociar la liberación de los presos políticos nicaragüenses. La acción guerrillera se realizó en la casa de José María (Chema) Castillo, que fue tomada por asalto y apresado el "rico funcionario, exportador de algodón y ex ministro de Agricultura, que gozaba entre los suyos la fama de matón". En la negociación fungió como uno de los principales mediadores el embajador de México en Nicaragua. La dictadura aceptó liberar a los presos políticos y les permitió dirigirse a La Habana.

La acción guerrillera no fue censurada en México. Al contrario, el presidente Echeverría permitió que el sandinismo en México tomara auge y espacio político como en la época de Sandino. Así, se organizó el Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua, vinculado con el sandinismo. Y en los siguientes años, el sandinismo y el antisomocismo han sido apoyados por diversos partidos políticos, desde el PRI hasta partidos y agrupamientos de la izquierda mexicana y latinoamericana radicada en México, además de sindicatos, comités de solidaridad, movimientos cristianos, intelectuales y algunos sectores del gobierno.

En 1978 el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro desencadenó la guerra civil y la represión más brutal contra la población nicaragüense Es por eso que la medida tomada hoy por López Portillo goza de amplio apoyo popular.

A mediados de 1979, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) avanzará sobre Managua y el 17 de julio de 1979 Somoza abandonará el país, instalándose primero en Miami, Estados Unidos que lo había sostenido y después en Asunción, Paraguay, donde será asesinado en 1980.

El 19 de de julio siguiente, las relaciones diplomáticas volverán a reanudarse con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Andrés Rosenthal, embajador de México en misión especial, comunicará la reanudación con el Gobierno de Reconstrucción Nacional de Nicaragua. Sin embargo, el nuevo gobierno tendrá la oposición de Estados Unidos a su política de izquierda que nacionalizará la banca y pretenderá realizar una reforma agraria. El presidente Reagan iniciará el bloqueo económico del país en 1981 y financiará grupos armados antisandinistas, la denominada contra nicaragüense. Una nueva guerra civil auspiciada por la CIA aun esperará al pueblo de Nicaragua.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.