Mayo 15 de 1856
La mayoría de los liberales, aspiraban a un cambio generacional que además movilidad política, instaurase un sistema político republicano que garantizara los derechos de la gente. La mayoría –excepto Benito Juárez-, de clase media con el deseo de vivir en un sistema democrático que amparara al individuo; educara y capacitara al pueblo; separara la iglesia del estado. Sus anhelos y aspiraciones reflejaban el descontento social y la necesidad de una “revolución ideológica”, que iniciaría su cristalización cuando un grupo de reformistas, entre ellos Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort, redactaron el Plan de Ayutla.
Tal “revolución ideológica”, se materializa con la Reforma, prosigue con la guerra de Reforma y concluye con la guerra intervención francesa (1862-1867). Como consecuencia de este proceso: se confirmaría el principio de soberanía nacional, transformaría al país en Estado moderno, mantendría la integridad del territorio y consolidaría la nacionalidad al enfrentar las ideas de libertad, república y progreso a las de imperio, sujeción, clericalismo y reacción.
El Estatuto Orgánico provisional (Ver Documento) por el momento, garantiza libertad, seguridad, propiedad e igualdad, proclama a abolición de la esclavitud, establece bases para el servicio personal, declara libertad de enseñanza, prohíbe monopolios, distinciones, privilegios, penas degradantes, restringe la pena de muerte, establece penitenciarías.
El Congreso con muchas vicisitudes-, continuó su labor reformadora hasta terminar la Constitución el 5 de febrero de 1857, suscrita por Valentín Gómez Farías, Francisco Zarco, Guillermo Prieto, Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez, Santos Degollado. No la suscribieron Melchor Ocampo, Benito Juárez, Lerdo de Tejada ni José María Iglesias, por ocupar otros puestos en el gobierno.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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