Abril 10 de 1864
José María Gutiérrez de Estrada, Joaquín Velásquez de León, José M. de Landa, Ignacio Aguilar, Adrián Woll, Antonio Escandón, Ángel Iglesias y José Hidalgo llegan al Castillo de Miramar, cerca de Trieste y ofrecen a Maximiliano de Habsburgo, archiduque de Austria y a su esposa la emperatriz Carlota Amalia, la corona imperial de México.
El día anterior a las ocho de la mañana, el emperador Francisco José llegó a los andenes de la estación de ferrocarril de Miramar, Fernando Maximiliano lo recibió y luego se encerraron en la biblioteca del palacio, después de discutir mucho, finalmente, ambos firmaron lo que tenían casi un año tratando: el Pacto de Familia por el que Maximiliano renunciaba a los derechos del trono europeo. Luego, Francisco José regresó a Viena.
Este día, en carrozas de lujo, los comisionados mexicanos son llevados al palacio y ratifican el ofrecimiento a Maximiliano, quien de inmediato forma gabinete entre los presentes; contrata y distribuya empréstitos y dispone el reclutamiento de tropas belgas que serán trasladadas a México; firma los Convenios de Miramar (Ver documento) que consisten en 18 artículos secretos y tres adicionales (agregados en el palacio de las Tullerías al día siguiente), que refieren a las condiciones de permanencia de las tropas francesas en México: las tropas francesas de invasión en México se irán reduciendo hasta que queden solamente veinticinco mil elementos, incluyendo la llamada Legión Extranjera mismas que serán evacuadas a medida que el emperador pueda organizar las tropas necesarias para reemplazarlas; la Legión Extranjera permanecería en México por un mínimo de seis años después de la salida de los invasores franceses, y tal legión estaría constituida fijamente por ocho mil soldados; los gastos de la expedición francesa a México, fijados en doscientos setenta millones de francos y serían pagados por México -el Imperio de Maximiliano- con un tres por ciento de interés anual; el nuevo imperio entregará a Francia bonos por 66 millones de francos por gastos y para indemnizaciones a damnificados franceses.
Respecto a los empréstitos la respuesta nacional es tajante: “el gobierno legal no reconocerá esa deuda”.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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