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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Vicente Guerrero asume la presidencia de la República.

Abril 1 de 1829

Recibe el poder ejecutivo de manos de Guadalupe Victoria, primer Presidente de México. Lo ha nombrado el Congreso tras anular unas elecciones en las que había resultado vencedor Manuel Gómez Pedraza y perdedor Vicente Guerrero. Pero cuyo resultado había sido impugnado con el argumento de que las votaciones habían sido hechas en los estados donde predominaban los conservadores. De esta impugnación había surgido el levantamiento armado llamado el motín de la Acordada, y Gómez Pedraza había renunciado al cargo y salido del país.

Guerrero trata de encargar a personas aptas el despacho de los asuntos de estado e integra su gabinete con: José María Bocanegra, secretario de Relaciones Interiores y Exteriores; Francisco Moctezuma, de Guerra y Marina; José Manuel de Herrera, de Justicia y Negocios Eclesiásticos y –buscando contemporizar intereses- nombra a Lorenzo de Zavala, de Hacienda; él mismo en su Ensayo Histórico confesará que su absoluta inexperiencia en éste ámbito le “hizo engolfarse en los mismo desastrosos contratos que con grande ardor había reprobado en sus antecesores”. Con estos nombramientos la posición de las logias se divide aun más cuando Anastasio Bustamante es nombrado vicepresidente; él por su extracción, carácter y educación, no puede ser amigo de los insurgentes ni de Guerrero.

Aparentemente el ascenso al poder de Guerrero se debe al apoyo popular, sin embargo, muy pronto la sociedad estará inquieta pues personas sin mérito aspirarán a obtener puestos ventajosos; la “gente decente” despreciará su ascendencia mulata, sus malos modales y su falta de educación; el clero –que había reducido los dogmas a prácticas vanas y fanáticas- sólo tratará de mantener sus posiciones y el ejército, acostumbrado a pelear y a ver con desprecio al grupo en el poder al que ha combatido, no sabrá ahora qué postura adoptar.

La opinión pública clamará por la expulsión de Joel R. Poinsett que trata de comprar Texas por cinco millones de dólares y por la destitución de Zavala su amigo, quien responderá alentando y participando en la campaña de desprestigio en contra de Guerrero. Otro sector se disgustará por la aplicación del decreto de expulsión de los españoles. Además, Guerrero tendrá que enfrentar el intento de reconquista del general español Isidro Barradas que en el mes de julio toma Tampico, hasta ser desalojado por Santa Anna.

Así, la situación política y económica del país, aunada a la falta de preparación político-administrativa de Guerrero, hará que pese a su popularidad como caudillo insurgente y a su probada honradez, no pueda gobernar con suspicacia. Estará en el cargo hasta el 17 de diciembre de este mismo año porque solicitará licencia al Congreso para ir a combatir la revuelta del vicepresidente Bustamante, quien de pronto considerará ilegal su presidencia. Finalmente, para congraciarse con Bustamante, el Congreso lo declarará incapaz para gobernar.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.