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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


En Texas se enfrentan en el Encinal Perdido, las fuerzas mexicanas dirigidas por Jesús Urrea y las texanas de J. W. Fanning.

Marzo 20 de 1836

El 7 de noviembre de 1835, tuvo lugar la Convención de San Felipe, que declaró la independencia de Texas, en tanto prevaleciera en México un régimen centralista. Esta fue su justificación ideológica.

El 2 de marzo pasado, en una Convención en Washington fue declarada la independencia definitiva de Texas bajo los argumentos de que el gobierno centralista de Antonio López de Santa Anna había rechazado su petición de ser un estado separado de Coahuila; había encarcelado a Estaban Fuller Austin; disuelto el Congreso de Coahuila-Texas; iniciado ataques piratas sobre el comercio texano; rechazado la tolerancia religiosa; invadido Texas para expulsar a los colonos de sus casas; e incitado a los salvajes en su contra... asistieron 58 delegados entre ellos: Lorenzo de Zavala, Antonio Navarro y Francisco Ruiz; todos, nombraron a Houston comandante en jefe de todas las tropas y determinaron que los colonos entre 17 y 50 años debían servir en el ejército por seis meses; para atraer voluntarios ofrecieron 1,280 acres a los que sirvieran hasta el final de la guerra, 640 por un servicio de seis meses y 320 por el de tres meses.

Con la ayuda de Estados Unidos, organizaron su gobierno, en el que David G. Burnett quedó como presidente de Texas y como vicepresidente Lorenzo de Zavala; redactaron su constitución, que reforzó el esclavismo.

A principio de 1836, Santa Anna encabezó el ejército para combatir la sublevación y después de una penosa marcha, el 6 de marzo, después de trece días de sitio, tomó la fortaleza de El Álamo; luego tuvo lugar la batalla del Encinal Perdido; estas fueron las batallas más famosas. En la segunda, Urrea comandaba las fuerzas mexicanas en las inmediaciones de Goliad y Victoria; en varios encuentros brillantes el general Urrea derrotó tanto a las fuerzas del coronel Grant como a las de Fanning, recogió numerosas armas e hizo unos 450 prisioneros – de los cuales, según se dice, 330 fueron pasados por las armas.

Hasta estos momentos, el ejército mexicano tiene las condiciones a su favor, pues en menos de tres meses ha ocupado: San Patricio, González, los Cuales de Agua Dulce, Guadalupe, Victoria, El Copano, Matagorda, Brazoria, etc., que son las principales guarniciones.

Poco después, el 20 de abril de ese mismo año, las tropas mexicanas serán derrotadas en San Jacinto al ser sorprendidas por Houston, cuando Santa Anna duerme la siesta; perderá 630 hombres de los 1200 que quedan de su inicial ejército de seis mil. Logrará escapar, pero al día siguiente, pese a su disfraz de civil, será reconocido y aprehendido.

En la bahía de Galveston, el 14 de mayo siguiente, firmará dos tratados llamados de Velasco: en el primero se comprometerá a ordenar la retirada de sus tropas y a no volver a tomar las armas contra los texanos, y en el segundo –que fue secreto-, a influir para que el gobierno de México reconozca la independencia de Texas. Santa Anna, por consejo de Austin, pedirá protección al presidente Jackson; luego, viajará a Washington y ambos tendrán varias entrevistas; regresará a México el 20 de febrero de 1837.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.