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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


Se da a conocer la creación de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa

14 de marzo de 1925

"Detener al enemigo y reconquistar la libertad religiosa y las demás libertades que dimanan de ella. Tiene un programa que es una síntesis de justas y debidas reivindicaciones a las que tienen derecho los mexicanos para poder vivir como católicos y que nadie en una república democrática puede poner en tela de juicio." Es la razón de ser de la Liga fundada principalmente por Miguel Palomar y Vizcarra, René Capistrán Garza, Luís G. Bustos y Rafael Ceniceros y Villarreal.

La intención es que la liga no dependa de ningún partido ni de la propia Iglesia, de manera que pueda funcionar sin ser coartada por el Estado. El padre Bergöend estuvo a favor de esta idea, aunque el obispo de Guadalajara, Orozco y Jiménez, no consideró oportuno crear esta nueva organización.

Rápidamente la Liga se extenderá prácticamente a todas las entidades federativas, pero el grueso de sus miembros se localizará en los estados del centro y occidente de México.

Por su parte, la Iglesia Católica organizará un Comité Episcopal que representará a todo el episcopado, con el propósito de tratar con el gobierno federal todos los asuntos relativos a la modificación de las leyes que según ellos mantienen al clero en manos del Estado.

Al expedir el presidente Calles la Ley Adicional el 14 de junio de 1926, la Liga entrará a la lucha por medio extralegales, aunque sin recurrir a la violencia. Convocará a la población católica mediante pasquines a ejercer un boicot contra el gobierno, para presionarlo para que derogue esos decretos. El boicot consistirá la abstención del pago de impuestos y el minimizar el consumo de productos del Estado: como el no comprar lotería, no utilizar vehículos de motor para no comprar gasolina y otras medidas similares. La respuesta gubernamental será la aprehensión de quienes circulen estos pasquines distribuidos por la Liga. Así serán encarcelados algunos dirigentes de la ACJM y de la Liga, pero podrán salir en libertad bajo fianza.

Entonces, la Liga creará un comité de guerra capaz de organizar un levantamiento armado, que finalmente estallará en 1927, encabezada por René Capistrán Garza, presidente de la ACJM y de la propia Liga. El movimiento armado será financiado por ricos católicos, muchos de los cuales son hacendados que pretenden parar la reforma agraria y evitar la afectación de sus tierras.

Los miembros de la Liga, de defensores de la libertad religiosa pasarán a autollamarse “cristeros”, con base en su grito de guerra ¡”Viva Cristo Rey!” pero en sus manifiestos el lema oficial de los cristeros será: “Dios, Patria y Libertad”

La Iglesia responsabilizará de la guerra a la Liga, pero muchos religiosos participarán en la guerra cristera a título personal. También se les unirán muchos efectivos del ejército que le aportarán armas y experiencia a la rebelión. Se publicará una revista de propaganda llamada David, para evocar su lucha desigual contra el gobierno.

En 1928 asumirá el mando de la cristiada el exgeneral federal huertista Enrique Goroztieta Jr. quien estaba exiliado en Estados Unidos y Cuba. Desde los Altos de Jalisco, Goroztieta llegará contar con unos veinte mil efectivos, lo que le permitirá dominar las zonas de Jalisco, Colima y Nayarit. El día de la fiesta de Cristo Rey, el 28 de octubre, publicará un manifiesto en el que propondrá el regreso a la Constitución de 1857, pero sin las Leyes de Reforma.

El movimiento cristero también formulará una Constitución que no hará pública, pero que será difundida por Vicente Lombardo Toledano.

Goroztieta se verá rebasado por las negociaciones de paz celebradas entre el clero y el gobierno y, finalmente, será muerto en combate con las tropas del general Saturnino Cedillo el 4 de junio de 1929, unas semanas antes de que se dará fin oficialmente a la llamada Cristiada. La resistencia de algunos grupos cristeros aislados persistirá hasta la presidencia de Manuel Ávila Camacho.

Al declararse finalizado el conflicto religioso el 21 de junio de 1929, la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, por conducto de su secretario José Tello, expresará “su incondicional, sincera y filial sumisión, a las resoluciones de Su Santidad el Papa Pío XI, con motivo de la cuestión religiosa en México y aprovecha esta oportunidad para hacer públicos sus sentimientos de respeto y adhesión al señor delegado apostólico y al episcopado mexicano.”

 

Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.