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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Al iniciar la Revolución de Ayutla, Juan N. Álvarez, asume el mando del Ejército Restaurador de la Libertad.

Marzo 14 de 1854

Inicia la revolución contra el mal gobierno de Antonio López de Santa Anna cuando Juan N. Álvarez, como jefe de la Revolución de Ayutla, se pone al frente del Ejército Restaurador de la Libertad.

El día anterior, en Venta Vieja, Álvarez se encontraba con Comonfort quien había sido nombrado gobernador y comandante principal de Acapulco, y le dijo: “mi edad bastante avanzada y mis notorias enfermedades me exigían retirarme al descanso de la vida privada, mas al llamado de mis conciudadanos he alejado de mí el bienestar particular, y vengo a sacrificarlo todo a la causa sagrada que desde tiempos muy atrás sirvo con lealtad, porque ella es de la patria; ella la que nos mandaron defender los nobles mexicanos que nos antecedieron en la memorable guerra de independencia... me adhiero solemnemente al movimiento iniciado en Ayutla y secundado en esta plaza, protestando acatar las reformas que la nación estime conveniente hacerle, y no dejar las armas de la mano hasta que, consumado aquél, ya no sea necesaria mi persona, y se hallen al frente del poder público los dignos mandatarios que sean llamados a ejercerlo por la libre y espontánea voluntad de los mexicanos”. Álvarez tenía entonces 74 años.

Este día Álvarez inició la campaña y nombró como su segundo a Tomás Moreno, dirigió proclamas a las tropas para animarlos a la lucha: “el general Santa Anna, faltando de una manera indigna a la confianza de los pueblos, y a los compromisos solemnes que contrajo al pisar el suelo patrio, se entregó en brazos del partido parricida, del partido que compró infamantemente la cabeza del ilustre general Guerrero, y cuyas tendencias al despotismo son instintivas. Persuadido como lo está de que el Sur ha sido constantemente y será el baluarte de la libertad, así como la impotencia para subyugarlo, pone en juego todos sus recursos sacrificando el tesoro público, y adopta para conseguir sus miras la traición y la perfidia. [...] la prensa ministerial para desvirtuar nuestra causa, nos denuncia villana y torpemente, [...]. Soldados; ved ahí al general Santa Anna; esa es su vieja táctica en la guerra civil que siempre ha fomentado”. Dos días después, Santa Anna mismo, al frente de un ejército de cinco mil hombres, salía con dirección al Sur para combatirlos personalmente; en el camino reclutó más gente; pero cuando al mes, llegaron a Acapulco, su ejército sufría enfermedades y deserción.

 

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.