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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1810 Fernando VII jura la Constitución de Cádiz.

10 de marzo de 1820

Obligado por la sublevación popular, el rey se ve obligado a aceptar la Constitución. Desde el año pasado de 1819, varios oficiales de un ejército dispuesto para ser enviado a sofocar la sublevación de las colonias en América, decidieron proclamar la Constitución de 1812. Conforme a este plan, el 1° de enero de este año, el coronel Rafael de Riego proclamó la Constitución de Cádiz en Las Cabezas de San Juan, al grito de: “Es de precisión para que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!” A continuación marchó por diferentes ciudades andaluzas para convocar a un levantamiento anti-absolutista, pero chocó con la indiferencia popular.

Sin embargo, la sublevación tuvo eco en Galicia, y la Constitución se proclamó en La Coruña, Ferrol y Vigo. Después se extendió al resto de España. Para el 7 de marzo siguiente, una gran multitud había rodeado el Palacio Real de Madrid. El general Ballesteros, al mando del Ejército del Centro, declaró que no podía responder de la tropa, por lo que el rey se decidió a jurar la Constitución. Hoy Fernando VII publica el Manifiesto a la Nación española en el que acepta la demanda popular: “Marchemos, y yo el primero, por la senda constitucional; y mostrando a la Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderación en una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias, hagamos admirar y reverenciar el nombre Español, al mismo tiempo que labramos para siglos nuestra felicidad y nuestra gloria”.

Así concluye el periodo de reinado absoluto de Fernando VII, iniciado en 1814, cuando por las derrotas y el continuo acoso de la guerrilla popular española, Napoleón I reconoció  a Fernando VII como rey de España mediante el Tratado de Valençay, y cuando  a pesar de que su pueblo triunfante en esa sangrienta guerra esperaba de su rey “deseado” reformas en su beneficio, Fernando VII decretó el 4 de mayo de 1814, la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución de Cádiz y la detención de los diputados liberales, y se proclamó como rey absoluto.

Empieza ahora el periodo constitucional de Fernando VII, llamado el “trienio liberal” en España, durante el cual se formulará el primer Código penal moderno, el primer esbozo de división provincial de España y se establecerá el servicio militar obligatorio; se abolirán las aduanas interiores, se eliminarán los privilegios de los gremios, se desamortizarán bienes de la Iglesia católica y se reformará la hacienda pública; asimismo, se limitará el papel de la Inquisición y se impulsará la educación pública gratuita.

“El clero mexicano contempló con pavor la revolución en España, y apenas llegaron a América los decretos de las Cortes, que confiscaban los bienes del clero y que reducían y reformaban algunas de las órdenes más altas de él, la indignación de la Iglesia estalló contra la Madre Patria. Declaró desde el púlpito que había que resistir estos actos tiránicos, que ya no era posible soportar el yugo y que los intereses de la religión católica, aun más, su existencia misma en América, exigía que México se separara de España.

La influencia del clero, aunque mermada hasta cierto punto, seguía siendo poderosa, y por muchos años había dominado los deseos de la vasta mayoría de la nación. El haber retirado su oposición habría sido suficiente para provocar un movimiento general entre el pueblo. Hizo algo más; alentó al pueblo a resistir la tiranía de España, y desempeñó un papel activo en la organización del plan de operaciones por medio de las cuales se llevó a feliz término la revolución. Recibió ayuda en sus planes de los europeos acaudalados, que ansiaban conservar ese reino bajo el despotismo más puro, con el objeto de que sirviera de refugio para Fernando VII contra las persecuciones de las Cortes, y contra la Constitución española. (J.R Poinsett. Notas sobre México).

Lord Acton escribió que los lazos de clase son más fuertes que los de la nacionalidad. En México, para mantener sus privilegios de clase, españoles y criollos, alentados por la Iglesia, romperán sus lazos con España, brevemente liberal, y formarán una nueva nacionalidad: la mexicana.
Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.