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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Liberales ganan batalla naval: Toman barcos a los conservadores con ayuda de norteamericanos.

Marzo 6 de 1860

En el puerto de Veracruz, desde el punto denominado Antón Lizardo, dos barcos de la facción conservadora del autoproclamado presidente Miguel Miramón, atacan a las fuerzas republicanas del presidente Benito Juárez.

Juárez logra que el comandante Turner de la corbeta norteamericana "Saratoga" lo auxilie, y éste y las fuerzas republicanas, atacan a los conservadores, los vencen y quitan ambos barcos y considerable armamento.

Tanto los liberales como los conservadores tienen en estos momentos su atención concentrada en Veracruz: si los conservadores la ocuparan, acabarían con el gobierno constitucional de Juárez instalado ahí y obtendrían los ingresos de aduana que proporciona el primer puerto del país. Miramón se prepara para la campaña, en Jalapa reorganiza su ejército; el 26 de febrero expide una proclama y un decreto en el que concede amnistía a los enemigos y prosigue hacia Veracruz.

Tomás Marín, en La Habana ha comprado dos vapores: “Marqués de la Habana” y “General Miramón”, con ellos pretende bloquear el puerto, lleva municiones y pertrechos de guerra para hostilizar la plaza. El gobierno constitucional se entera de la maniobra y el ministro en los Estados Unidos, informa al gobierno de Washington, que esos buques no se consideran mexicanos, que han sido declarados piratas y que el gobierno no se hará responsable de los daños que causen.

Marín llega –sin izar bandera- este día 6 de marzo a Veracruz con dirección al puerto de Antón Lizardo donde fondea a las cinco de la tarde, recibe instrucciones de Miramón, es informado que el general Ayestarán ocupa el puerto de Alvarado con fuerzas conservadoras. Entretanto, los buques de guerra españoles, ingleses y franceses surtos en Sacrificios, ven que “[…] a las 8 de la noche que salían de Veracruz la corbeta de guerra americana Saratoga, remolcada por el vapor Wave, y llevando a su lado el Indianola, estos dos últimos comprados por Juárez en los Estados Unidos. Los jefes de las escuadras ordenaron luego que todos los buques izasen sus faroles de situación, pero el Saratoga y los vapores que le acompañaban no correspondieron a aquella señal y se dirigieron al puerto de Antón Lizardo. Cosa de las once de la noche, el oficial que vigilaba en el vapor General Miramón, avisó á Marín que se veían bultos por la popa; éste se levantó inmediatamente, subió á cubierta, y al ver los buques, que ya estaban muy cerca, mandó que se levantase toda la gente, que se activase el fuego de la máquina que había quedado por precaución con algún vapor, y que no se levase el ancla; en aquellos momentos los buques que se acercaban dispararon un tiro con granada, y creyendo Marín que fuesen las lanchas de los liberales, remolcadas por los vapores, les contestó con los cañones del General Miramón; pero al observar con el anteojo, notó con sorpresa que no eran tales lanchas, sino un buque de tres palos el remolcado; comprendió luego que aquel barco pertenecía a la marina de guerra americana, y teniendo orden de su gobierno de evitar toda complicación con los Estados Unidos, mandó que no se hiciese fuego, lo cual dio lugar a que se acercasen impunemente el Saratoga y los vapores que le acompañaban.

El Miramón anduvo un poco más, pues Marín trataba de ponerle en franquía y ver si lograba descabezar el bajo, pero no fue posible, porque murieron los dos primeros timoneles, faltando al buque el gobierno al tomar la dirección del bajo en donde se varó de proa, y aunque fueron otros dos timoneles, uno para poner la bandera y el otro para gobernar, éste fue muerto también, bajando el otro con el pabellón. Entretanto continuaba el fuego de bala y cañón sobre el buque de Marín, y algunos marineros de éste dispararon sus fusiles, no obstante las órdenes que tenían en contrario. El Saratoga continuó haciendo fuego, hasta que al fin, viendo que no se le oponía resistencia, preguntaron en español si estaban rendidos; a la respuesta afirmativa y enarbolado un lienzo blanco, cesó el ataque; saltando luego los americanos a bordo del Miramón, condujeron Marín a presencia del comandante Turnen, y después de una corta entrevista en que éste le echó en cara la sangre derramada por haber mandado hacer fuego sobre los marinos de los Estados Unidos, le volvieron al Miramón, en donde quedó incomunicado en unión de sus hijas. Una suerte semejante corrió el Marqués de la Habana, no obstante que su capitán don Manuel Arias enarboló la bandera española, pues no se había aún nacionalizado.

Por la tarde del día siguiente el vapor sin bandera y sus tripulantes son conducidos a Veracruz; luego, el 14 de marzo serán llevados en la corbeta de guerra americana Preble a Nueva Orleáns, donde son encarcelados como piratas; y, aunque el 2 de abril fueron relevados de toda responsabilidad, Marín protesta enérgicamente “contra las violencias de que había sido víctima”.

La inmediata reacción de los conservadores, fue que a través de sus periódicos acusan de traición al gobierno liberal, por aquel suceso que calificaban de intervención americana. “Fácil era comprender, sin embargo, que no era esa precisamente la causa de tal indignación, en un partido en que fue siempre tan débil el sentimiento de la nacionalidad […]”.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.