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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Victoriano Huerta asume la presidencia y rinde la protesta de ley ante los diputados.

Febrero 19 de 1913

A las cuatro de la tarde, la Cámara de Diputados convocada por la de Senadores y sin haber el quórum necesario, inicia sesiones. No sólo acepta las renuncias del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez presos, sino que para dar legalidad a los hechos ocurridos, nombra a Pedro Lascuráin, secretario de Relaciones Exteriores, como presidente interino; éste solamente realiza dos actos en su gobierno: nombrar a Huerta Secretario de Gobernación y renunciar a la presidencia para que la ocupe Huerta conforme a la ley. En la misma sesión de la Cámara, Huerta asume el poder y protesta ante los diputados. Toda esta trama dura tan solo 25 minutos. A pesar todo de este cuidado, Huerta merecerá el sobrenombre de “el usurpador”, pese a haber cumplido con todas las formalidades legales.

Después, en un comunicado de Félix Díaz y Victoriano Huerta, publicado en el “Diario Oficial”, se notifica que el ejército bajo sus órdenes ha asumido el mando y administración del gobierno y que mexicanos y extranjeros gozarán de todas las garantías individuales. Blanquet es nombrado comandante militar de la plaza de la ciudad de México.

Horas antes, ya con Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez presos, a la una de la madrugada, en la embajada norteamericana, Henri Lane Wilson firmó con los sublevados y el traidor Victoriano Huerta “El Pacto de la Embajada”, que señala que Huerta, con permiso del Congreso mexicano, ocupará la presidencia provisionalmente y que el gabinete será nombrado por Félix Díaz, pero él no figurará pues recibirá el apoyo de Huerta para postularse y ganar las nuevas elecciones presidenciales que se convocarán próximamente. Los detalles de esta reunión, los refiere el propio Wilson en su libro “Episodios Diplomáticos en México”.

Años atrás, en marzo de 1910, Henry Lane Wilson había llegado a México y presentado sus credenciales a Porfirio Díaz como embajador de Estados Unidos durante el gobierno de William Taft. Cuando se presentó ante Díaz tuvo una impresión favorable, pero ésta cambió cuando Díaz no aceptó sus propuestas a favor de empresas norteamericanas; entonces Lane Wilson pensó que la salvación de México era Madero. Sin embargo, pronto cambió su opinión porque Wilson tenía ligas económicas con la familia Guggenheim y ésta a su vez, tenía viejas rencillas por motivos de negocios con la familia Madero que era dueña de empresas en Estados Unidos que competían con las de los Guggenheim. Este fue el fondo de la aversión personal de Wilson hacia Madero. Fue así como Wilson se dedicó a desacreditar sistemáticamente al gobierno de Madero ante el suyo, enviando noticias falsas y tan exageradas que el propio gobierno de Estados Unidos pidió a sus cónsules que por su cuenta informaran de la situación ya que en la mayoría de los casos los informes que ellos enviaban contradecían los de Wilson. Pero fue más allá, con o sin autorización de su gobierno, Wilson promovió el levantamiento de Manuel Mondragón, Bernardo Reyes y su hijo Rodolfo, y Félix Díaz. Fracasado el cuartelazo, Wilson se puso en contacto con Huerta para urdir la traición.

Por la tarde de ayer Wilson reunió en la embajada norteamericana al cuerpo diplomático, a Díaz y a Huerta; por la noche anunció que los conflictos en la ciudad han terminado. Horas más tarde firmó el pacto de la Embajada ya mencionado.

Sin embargo, este mismo día, el gobernador de Coahuila, don Venustiano Carranza promulga el decreto número 1421 del XXII Congreso Constitucional del Estado, por el que se desconoce a Huerta y se concede a Carranza facultades extraordinarias para armar fuerzas que defiendan el orden constitucional de la República y se invita a otros estados y oficiales con mando de fuerzas a secundarlo. Carranza fija bien clara su postura: la designación de Huerta le parece jurídicamente arbitraria e ilegal; políticamente “el más escandaloso derrumbamiento de nuestras instituciones”; históricamente una “regresión a nuestra vergonzosa y atrasada época de los cuartelazos”. En conmemoración a esta fuerza armada revolucionaria, el calendario oficial celebra en esta fecha el Día del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y se usa la bandera a toda asta.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.