Febrero 14 de 1812
José Bernardo Gutiérrez de Lara, enviado del jefe insurgente Ignacio Allende, había solicitado al gobierno norteamericano un préstamo de 20 millones de pesos destinados a financiar la causa de la independencia mexicana.
Pero “Mr. Monroe se los hizo esperar con la condición de que en México se adoptase una forma de gobierno igual a la de los Estados Unidos, que sirviese de medio a la incorporación del primero de estos países al segundo. Indignóse Gutiérrez de Lara al oír aquella proposición y dio punto a sus relaciones con el secretario de Estado” (México a Través de los siglos).
José E. Iturriaga (Ustedes y Nosotros) relata con más detalle los hechos: “Monroe escuchó con atención la solicitud del plenipotenciario mexicano, asegurándole que estaba dispuesto a ayudar, desde luego, a los independentistas novohispanos, no sólo con la cantidad solicitada sino con algo más concreto y eficaz: con 20 mil soldados selectos, comandados incluso por algunos veteranos de la guerra de independencia de Estados Unidos, siempre y cuando Gutierrez de Lara le dijese en que forma se constituirían jurídicamente como nación soberana los novohispanos, una vez alcanzada su autonomía con tan valiosa ayuda militar.
Gutiérrez de Lara contestó que lo primero era alcanzar su independencia con respeto a la metrópoli y, ya después, se buscaría el tipo de organización política que estuviese más en conformidad con el sentir de las masas insurgentes.
Monroe repuso que la ayuda no se daría si en México no se establecía el sistema republicano, apoyado en una constitución igual a la de Estados Unidos, requisito que habían impuesto Jefferson y Madison a todos los caudillos insurgentes de las otras colonias de España que habían acudido al gobierno estadounidense en demanda de ayuda económica para su causa.
Más todavía: Monroe fue suficientemente explícito con don Bernardo Gutiérrez de Lara en los fines que perseguía Estados Unidos al brindar ayuda a los insurgentes hispanoamericanos. Le dijo que su propósito era el de establecer una confederación de todas las naciones surgidas a la independencia en este lado del Atlántico, regidas todas ellas por una constitución igual a la de Estados Unidos.
Ante tan paladina declaración, el digno plenipotenciario insurgente cortó de cuajo el diálogo con el secretario de Estado y, sin despedirse de éste, salió del despacho dando un violento portazo”.
Gutiérrez de Lara es uno de los tres plenipotenciarios enviados por Allende y el único que llega a tierras norteamericanas. Los otros dos, Ignacio Aldama y fray Juan Salazar no alcanzaron siquiera a salir del territorio novohispano, en donde fueron capturados y fusilados por las tropas virreinales.
Gutiérrez de Lara nació en la Villa de Revilla, Nueva Santander, hoy Ciudad Guerrero y Tamaulipas respectivamente. Fue hijo de María Uribe y Santiago Gutiérrez de Lara, rico hacendado descendiente de una de las veintiséis familias que fundaron Revilla, una de las villas fronterizas que se establecieron en la segunda mitad del siglo XVIII.
Gutiérrez de Lara, casado con su prima María Josefa Uribe, dedicado al comercio y a los oficios de herrería y talabartería, y convencido de la prosperidad que podría generar el libre comercio, al tener noticia de la insurgencia, junto con José Menchaca, reclutó y armó veinte hombres y se presentó el 16 de marzo de 1811 ante Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y Mariano Jiménez en la hacienda de Santa María del Anhelo, ubicada en las inmediaciones de Saltillo, Coahuila. Ahí se le otorgó el grado de Teniente Coronel, con la misión de que, en compañía de su hermano Antonio, levantara en armas contra el virreinato a los pueblos y villas del norte de Tamaulipas. Asimismo, se le encomendó viajar a los Estados Unidos para solicitar un empréstito para armas y municiones.
A pesar de la aprehensión y fusilamiento de los principales jefes insurgentes, Gutiérrez de Lara viajó a los Estados Unidos y con una carta de presentación de John Sibley llegó a Washington el 11 de diciembre de 1811. Fue así que trató de entrevistarse con el presidente estadounidense James Madison para exponerle su plan de establecer un gobierno republicano en Texas, como una base desde la cual se organizara la independencia de toda la colonia española. Quien lo recibió fue el secretario de Estado James Monroe, pero ante los condicionamientos de Monroe, esta primera gestión diplomática mexicana hoy se da por terminada.
Durante su estancia en Washington, Gutiérrez de Lara también se entrevistó con los embajadores de Gran Bretaña, Dinamarca y Rusia, así como con los representantes de la insurgencia venezolana. Por estas actividades es reconocido como el primer diplomático mexicano.
El fracaso de las gestiones de Gutiérrez de Lara con Monroe no lo desalentará: proseguirá exitosamente su lucha con las armas y el 6 de abril de 1813 proclamará la independencia de Texas de la Nueva España.
Doralicia Carmona. Memoria Política de México.
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