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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


1915 El coronel Abel Ortiz Argumedo toma la ciudad de Mérida y se declara gobernador de Yucatán

10 de Febrero de 1915

 

Ante la multitud reunida frente al Palacio de Gobierno, sale al balcón y anuncia que se ha integrado una Junta de Gobierno para defender la soberanía del Estado y que se ha solicitado a Venustiano Carranza el reconocimiento de la misma.

Durante el porfiriato, logró consolidarse un grupo de hacendados que, aliados a los compradores estadounidenses, monopolizaban el comercio del henequén, explotaban el trabajo casi esclavo de los indígenas y despojaban a los pueblos de sus tierras conforme a sus necesidades exportadoras, todo al amparo del gobernador y comerciante Olegario Molina Solís, electo en 1901 y reelecto en 1905, quien dejó como su sucesor para el periodo 1910-1914, a su socio Enrique Muñoz Arístegui, mediante un escandaloso fraude contra el candidato opositor Delio Moreno Cantón.

El 4 de junio de 1910 se rebeló el coronel Miguel Ruiz Ponce en Valladolid, pero fue sometido. Al año siguiente se dieron levantamientos maderistas en Temax, Yaxcabá y otros pueblos. Ante la agitación creciente Muñoz Aristegui solicitó licencia y fue sustituido por el general Luís C. Curiel., quien mediante la amnistía y la cooptación de líderes de la oposición trató de restablecer la paz social.

El 6 de junio del mismo año de 1911,  José María Pino Suárez fue nombrado por el Congreso estatal, gobernador interino y el 8 de agosto siguiente, dejó el cargo a Jesús M. González, para poder contender electoralmente para el mismo puesto. Así tomó posesión de la gubernatura por segunda vez el 8 de octubre siguiente. Pero habiendo sido designado candidato para la vicepresidencia de la República, dejó en su lugar como interino a su cuñado, el doctor Nicolás Cámara Vales, quien también ganó las elecciones siguientes y se convirtió en gobernador constitucional el 30 de diciembre de 1911. Como reacción a estas imposiciones surgieron nuevas rebeliones en Opichén, Conkal, Maxcanú y Temax, las que fueron sofocadas.

El 1º de mayo de 1912, el doctor Cámara Vales creó la Comisión Reguladora del Mercado del Henequén para contrarrestar la influencia de las grandes empresas compradoras norteamericanas. Pero al triunfo del cuartelazo, Victoriano Huerta nombró a Arcadio Escobedo, Eugenio Rascón y Prisciliano Cortés, sucesivos gobernadores que sólo se dieron al pillaje y a la represión.

Al triunfo del constitucionalismo, el ingeniero y mayor Eleuterio Ávila ocupó la gubernatura del estado y de inmediato, decretó la cancelación de las deudas que los jornaleros tenían con sus patrones y la absoluta libertad para cambiar de residencia, así como un préstamo forzoso de ocho millones de pesos a los henequeneros; pero ante la presión del grupo de hacendados, que después llamaría el general Alvarado “La Casta Divina”, mediante dos circulares lo nulificó en la práctica. Además, ya no quiso imponer los préstamos que le ordenaba Carranza por temor a este grupo. No obstante, su ejemplo fue seguido por los gobiernos de Chiapas, Tabasco y Nuevo León, donde existían servidumbres laborales semejantes.

También nombró comandante militar y presidente municipal de Mérida al coronel Abel Ortiz Argumedo, quien había pertenecido al estado mayor del presidente Porfirio Díaz, y casado con una yucateca, había optado por residir en Yucatán.

El 4 de enero pasado, el coronel Patricio Mendoza atacó el Palacio de Gobierno y los cuarteles de la Policía Municipal de Dragones y de la Comandancia Central, al rebelarse contra la orden de entregar el mando al coronel Juan Cruz y de trasladar el Batallón "Cepeda Peraza" al puerto de Veracruz. El mayor Eleuterio Ávila logró repeler los ataques y los derrotó completamente en la localidad de Dzemul. Sin embargo, su victoria no le contó para permanecer en el puesto de gobernador y fue llamado a Veracruz por Carranza, y sustituido por el general Toribio V. de los Santos, quien puso en vigor el decreto de liberalización de peones, pero no impidió que la tropa a su mando cometiera abusos contra la población, lo cual le restó apoyo del pueblo.

A pesar del enojo de “La Casta Divina” y del repudio de la gente, que debilitaban su gobierno, Eleuterio emprendió una campaña para batir definitivamente a los rebeldes, y puso al frente de la misma al coronel Ortiz Argumedo, comandante militar de Mérida, quien en vez de marchar al frente, se rebeló ayer, alegando violación a la soberanía yucateca y obligando hoy al general de los Santos a evacuar la capital de Yucatán. Obviamente, Ortiz Argumedo cuenta con el apoyo de “La Casta Divina” para realizar su traición y con la indiferencia popular. Es así como este día, Ortiz Argumedo se hace del gobierno de Yucatán.

El Primer Jefe se negará a comunicarse siquiera con el traidor o sus enviados y al contrario, ordenará al general Arturo Garcilazo jefe militar en Quintana Roo, combatir al usurpador. Pero Garcilazo, en lugar de combatir, desobedecerá a Carranza y negociará con Ortiz Argumedo para interceder a su favor ante Carranza.

Sin conocer estas gestiones, Carranza nombrará comandante militar y gobernador de Yucatán, al incorruptible general Salvador Alvarado, quien desembarcará en Campeche para combatir la rebelión al frente de unos siete mil efectivos, artillería y aviación. Ortiz Argumedo tomará los fondos bancarios y gubernamentales y armará un Batallón de Voluntarios del Comercio de más de cuatro mil hombres, entre ellos jóvenes inexpertos hijos de comerciantes y hacendados. Los días 14, 15 y 16 de marzo próximo tendrán lugar cruentas batallas en las haciendas campechanas de Poc Boc, Blanca Flor y Halachó, en las que Ortiz Argumedo saldrá derrotado, por lo que el día 17 siguiente huirá rumbo a La Habana, Cuba.
 
El general Salvador Alvarado tomará Mérida e iniciará la más profunda transformación económica y social de Yucatán.

Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.