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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Guerrero e Iturbide se entrevistan para pactar el cese de la guerra de Independencia, el cual sellan con el “Abrazo de Acatempan*”.

Febrero 10 de 1821

Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide se entrevistan en Acatempan en el hoy Estado de Guerrero, para afinar el arreglo del cese de la Guerra de Independencia y en consecuencia, la consumación de la libertad de la Nación Mexicana.

El 10 de enero pasado, Vicente Guerrero, Jefe del Ejército Insurgente del Sur, había recibido una carta de Iturbide, (Ver documento) comandante en Jefe de las fuerzas realistas, en la que le pedía se sometiera al gobierno y a cambio, le serían reconocidos su grado, su ejército y el territorio que dominaba. Diez días después, Guerrero responde negándose a aceptar tal proposición y conmina a Iturbide a pelear por la independencia:

Concluyamos con que usted equivocadamente ha sido nuestro enemigo, y que no ha perdonado medios para asegurar nuestra esclavitud; pero si entra en conferencia consigo mismo, conocerá que siendo americano, ha obrado mal, que su deber le exige lo contrario, que su honor le encamina a empresas más dignas de su reputación militar, que la patria espera de usted mejor acogida, que su estado le ha puesto en las manos fuerzas capaces de salvarla y que si nada de esto sucediera, Dios y los hombres castigarían su indolencia [...] qué pues, hace retardar el pronunciarse por la más justa de las causas? Sepa usted distinguir y no confunda: defienda sus verdaderos derechos [...], decídase usted por los verdaderos intereses de la Nación, y entonces tendrá la satisfacción de verme militar a sus órdenes [...]. Compare usted que nada me sería más degradante como el confesarme delincuente y admitir el perdón que ofrece el Gobierno contra quien he de ser contrario hasta el último aliento de mi vida, más no desdeñaré ser subalterno de usted en los términos que digo [...] porque nuestra única divisa es libertad, independencia o muerte [...]. Obre usted como le parezca, que la suerte decidirá, y me será más glorioso morir en la campaña, que rendir la cerviz al tirano”. (Ver Documento)

A su vez, Iturbide le había respondido que sólo les queda acordar, “por un plan muy bien sistemado, los medios que nos deben conducir indudablemente, y por el camino más corto. Cuando hablemos usted y yo se asegurará de mis verdaderos sentimientos [...] no debe dudar que ninguno en la Nueva España es más interesado, ni la deseo con más ardor, que su muy afecto amigo que ansía comprobar con obras esta verdad y que su mano besa”. Cuando Guerrero e Iturbide se reúnen en Acatempan, Iturbide rinde homenaje a Guerrero por su valor a lo cual respondió:

Yo señor felicito a mi patria porque recobra en este día un hijo cuyo valor y conocimientos le han sido tan funestos”, después de esto, se pusieron de acuerdo y Guerrero explicó a sus soldados la presencia de Iturbide: “¡Soldados! Este mexicano que tenéis presente es el señor don Agustín de Iturbide, cuya espada ha sido por nueve años funesta a la causa que defendemos. Hoy jura defender los intereses nacionales; y yo que os he conducido en los combates, y de quien no podéis dudar que moriré sosteniendo la independencia, soy el primero que reconoce al señor Iturbide como el Primer Jefe de los Ejércitos Nacionales: ¡Viva la independencia! ¡Viva la libertad!”.

El 15 de febrero, ambos personajes sellan su acuerdo con un abrazo al cual se conoce como el “Abrazo de Acatempan”. A tal acuerdo, seguirá la proclamación del Plan de Iguala del que resultará la unificación de los ejércitos de Guerrero e Iturbide para dar origen al Ejército Trigarante o de las Tres Garantías y consumar la independencia de México. Pero cuando Iturbide se proclame emperador de México Guerrero se distanciará de él.

*Según Patricia Galeana, Iturbide tendría tal menosprecio por gente como Guerrero, que difícilmente lo iba a abrazar... Guerrero mandó a Acatempan a su representante, José Figueroa que era su apoderado porque seguramente Guerrero no le tenía ninguna confianza porque Iturbide tenía fama -bien ganada, por cierto-, de traidor, traicionero, de matar a los jefes por la espalda y ser cruel con todo el mundo... mandó a su representante. José Ma. Lafragua inventa que estuvo Guerrero. El abrazo fue una invención para dar a conocer que hubo un entendimiento entre ambos personajes. Temas de Nuestra Historia 11/02/13.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.