Diciembre 1º de 2000
Durante la reunión realizada en el Auditorio Nacional tras la ceremonia de toma de posesión de la presidencia de la República para el periodo 2000-2006, el ya presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Vicente Fox, toma la protesta de ley a cerca de cincuenta nuevos funcionarios que integran el gabinete ampliado del gobierno federal, a quienes lee su código de ética.
Poco antes, ante el Congreso, el presidente Fox había expresado lo que espera de su equipo de trabajo: “Iniciamos nuestra gestión con un equipo de gobierno cuyo signo es la pluralidad. Se trata de un equipo de funcionarios de convicción democrática y con ideas nuevas, que reúnen una adecuada amalgama de inteligencia, lealtad y pericia. Capaces, honestos y con sentido de Estado, y ajenos, por supuesto, a una visión política de clan o cofradía”.
“A ellos quiero expresarles en público lo que les dije en privado: No creo en la habilidad de aquellos políticos que para ser eficaces actúan al margen de toda noción de legalidad. Los recursos indebidos de que se valen y su falta de escrúpulos, descalifican cualquier habilidad. Tampoco creo en aquella institucionalidad que obliga a la complicidad y que es pretexto para justificar atrocidades.
“Tengo las botas bien puestas en la tierra: A la realidad la veo de frente y nunca le doy la espalda. Gobernaré alejado del culto a la personalidad y de toda concepción patrimonialista del poder. No buscaré más privilegio que el de servir.
“Esta misma convicción les exigiré a quienes integran mi equipo de gobierno, les exigiré, también, cuentas por actos de corrupción de sus subordinados.
“Todos debemos aceptar esta dura carga con gravedad, serenidad y satisfacción, pero también con profunda alegría. Las duras jornadas que nos esperan serán las mejores que Dios nos haya concedido vivir, pues nada hay más hermoso que servir a la Patria”.
A continuación se transcribe el Código de Ética que juraron los principales funcionarios foxistas y al que supuestamente ajustarán su comportamiento durante el gobierno de Vicente Fox:
“Bien común: Asumo un compromiso irrenunciable con el bien común, entendiendo que el Servicio Público es patrimonio de todos los mexicanos y de todas las mexicanas, que sólo se justifica y legitima cuando se procura ese bien común, por encima de los intereses particulares.
Integridad: Ceñiré mi conducta pública y privada, de modo tal que mis acciones y mis palabras sean honestas y dignas de credibilidad, fomentando una cultura de confianza y de verdad.
Honradez: Nunca usaré mi cargo público para ganancia personal, ni aceptaré prestación o compensación de ninguna persona u organización que me pueda llevar a actuar con falta de ética mis responsabilidades y obligaciones.
Imparcialidad: Actuaré siempre en forma imparcial, sin conceder preferencias o privilegios indebidos a persona alguna.
Justicia: Ceñiré mis actos a la estricta observancia de la ley, impulsando una cultura de procuración efectiva de justicia y de respeto al estado de derecho.
Transparencia: Garantizaré el acceso a la información gubernamental, sin más límite que el que imponga el interés público y los derechos de privacidad de particulares, establecidos por la ley, así como el uso y aplicación transparente de los recursos públicos, fomentando su manejo responsable y eliminando su indebida discrecionalidad.
Rendición de cuentas: Proveeré la eficacia y la calidad en la gestión de la administración pública, contribuyendo a su mejora continua y a su modernización, teniendo como principios fundamentales la optimización de sus recursos y la rendición de cuentas.
Entorno cultural y ecológico: Adoptaré una clara voluntad de comprensión, respeto y defensa por la preservación del entorno cultural y ecológico de nuestro país.
Generosidad: Actuaré con generosidad especial, sensibilidad y solidaridad, particularmente frente a los chiquillos, las personas de la tercera edad, nuestras etnias y las personas con discapacidad y en especial a todas aquellas personas que menos tienen.
Igualdad: Haré regla invariable de mis actos y decisiones el procurar igualdad de oportunidades para todos los mexicanos y mexicanas, sin distingo de sexo, edad, raza, credo, religión o preferencia política.
Respeto: Respetaré sin excepción alguna la dignidad de la persona humana y los derechos y libertades que le son inherentes, siempre con trato amable y tolerancia para todos y todas las mexicanas.
Liderazgo: Promoveré y apoyaré estos compromisos con mi ejemplo personal, abonando a los principios morales que son base y sustento de una sociedad exitosa en una patria ordenada y generosa”.
Poco meses después de la toma de posesión del presidente Fox, escribirá Brian Hamnett (Historia de México): “La victoria de Fox, sin embargo, despertó un optimismo sin precedente en el público. A pesar de ello, pronto se mostrará la tensión entre la composición empresarial de sus partidarios principales y las demandas sociales de la mayoría de la población. Corrupto e ineficiente como a menudo era el PRI en el poder, ese partido por lo menos representaba a una amplia muestra de los grupos sociales del país y les proporcionaba la manera de ejercer presión por sus propios intereses utilizando las sendas oficiales. Fox ha propuesto una reforma interna de los sindicatos, generalmente bajo el control del PRI. El PAN, por contraste, tiene orígenes diferentes, como una agrupación de católicos de clase media y alta y empresarios opuestos a la Revolución mexicana, sobre todo en su forma cardenista. Es concebible que el PAN, una vez en el poder, se transformará en otra versión del PRI, aumentado por defecciones del antiguo partido monopolista en un tipo de gleichschaltung mexicana. (En política Gleichschaltung –sincronización- describe el proceso por el cual los nazis establecieron paulatinamente un sistema de control totalitario sobre el individuo, con el fin de difundir un tipo específico de doctrina y pensamiento para todos, eliminando cualquier otra forma de influencia). Sin embargo, parece verosímil que la experiencia de Fox como empresario más que político de partido conducirá a una integración más profunda de México en el mercado global. En ese sentido, su política será la continuación de la de Salinas y Zedillo”.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO
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