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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Luís Echeverría Alvarez asume la presidencia de la República para el periodo 1970-1976

1º de diciembre de 1970

Su gobierno se caracterizará por una extraordinaria actividad personal y por la incorporación de jóvenes a destacados puestos gubernamentales para neutralizar la crítica al gobierno después de la huelga estudiantil de 1968. Su política de “apertura democrática” (para contener la agitación estudiantil y la creciente formación de guerrillas) lo conducirá a tratar de reformar las organizaciones políticas y sindicales.

A partir de su discurso de toma de posesión en que señala que “no es cierto que exista un dilema inevitable entre la expansión económica y la redistribución del ingreso”; comenzará sus diferencias y enfrentamientos con la iniciativa privada organizada, -cuya cúpula responderá con la creación del Consejo Coordinador Empresarial CCE,- a cuyas reclamos responderá que “más que con críticas injustas al gobierno, los empresarios deberían estar recomendando a sus compañeros de asociación velar por los intereses patrios que representa cada industria nacional”.

A mitad de su periodo se exacerbará el conflicto con el Grupo Monterrey: “No basta con crear fábricas eficaces; es necesario canalizar los recursos económicos de los ricos y poderosos, de los banqueros e industriales de Monterrey, para resolver el problema de sus semejantes. Se dicen cristianos y no lo son porque no ayudan a sus semejantes, en muchas cosas podrían ayudarlos; se dicen cristianos y se dan golpes de pecho, lo cual es muy fácil, pero no establecen instituciones de desarrollo económico y en especial de los marginados de la zona metropolitana de Monterrey. Tienen malos consejeros que ven más al pasado que al futuro. Por eso, a veces, aunque crean industrias, son profundamente reaccionarios, enemigos del pueblo. Todavía, si dejan de escuchar a sus malos consejeros que son emisarios del pasado, tienen un camino abierto en esta sociedad de economía mixta”.

Contrariamente a los deseos de los empresarios, promoverá la intervención del Estado en todo tipo de actividad, por lo que realizará diversas nacionalizaciones, como la del cobre, y comprará empresas en quiebra para sostener el empleo; además, impulsará los ejidos colectivos y el reparto masivo de tierras, todo lo cual agravará el conflicto con los organismos de empresarios, especialmente al final de su periodo con motivo de la expropiación de cien mil hectáreas de los valles del Mayo y del Yaqui, hecho que desencadenará una campaña de desprestigio en su contra por parte de los poderes fácticos empresariales que lo etiquetarán de “populista”.

Para dar credibilidad a su política de apertura política, como candidato guardará un minuto de silencio por los caídos en la matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Como presidente reducirá las edades para el ejercicio de los derechos políticos pasivos: la edad de elegibilidad para ser diputado bajará de 25 a 21 años, y para ser senador disminuirá de 35 a 30. Acortará el número de miembros necesarios para registrar partidos políticos y aumentará el número de diputados plurinominales.

Por otra parte, decretará la amnistía para los presos políticos, por lo que recuperarán su libertad Valentín Campa y Demetrio Vallejo, líderes ferrocarilleros y desde luego, los estudiantes y profesores encarcelados por los sucesos del 1968.

Asimismo, incorporará en altos puestos políticos y administrativos a varios jóvenes, como Francisco Javier Alejo, Ignacio Ovalle, Juan José Bremer y Armando Biebrich, en los que se identificará a la llamada "efebocracia" echeverrista. Además integrará a su gobierno a intelectuales como Horacio Flores de la Peña, Carlos Fuentes, Ricardo Garibay, Víctor Flores Olea, y Enrique González Pedrero.

Sin embargo, en la inauguración de cursos de la UNAM en 1975, ante un auditorio de estudiantes vociferantes que pretenden acallar su discurso, Echeverría hará la defensa de la autonomía universitaria y rendirá homenaje a la memoria del exrector Javier Barros Sierra, entre gritos y abucheos desde el mezzanine; pero a su salida de la Facultad de Medicina, una piedra golpeará su cabeza que lo hará sangrar y tendrá que abandonar apresuradamente Ciudad Universitaria.

También promoverá, que la ciudad de México sea la sede del "Año Internacional de la Mujer" establecido por la ONU en 1975 y que desde aquí se declare la Década para la Mujer 1976-1985 cuyo propósito es acelerar la integración de la mujer al desarrollo. 

Echeverría promulgará la Ley para promover la inversión mexicana y regular la extranjera. Y a fin de atender la concentración de la riqueza, realizará algunas medidas tendientes a mejorar la distribución del ingreso, pero al no efectuar una reforma fiscal que las sustentara, aumentará el gasto público de manera deficitaria. La deuda externa crecerá de los manejables 6,000 millones de dólares que había heredado de Díaz Ordaz a más de 20,000 millones. Este afán por cambiar el llamado modelo de “desarrollo estabilizador”, el crecimiento acelerado de la inversión y obra pública, el incremento de la deuda externa y la coyuntura económica internacional desfavorable, lo conducirá a una grave crisis económica, que lo obligará a devaluar el peso frente al dólar un 40% el 1º de septiembre de 1976, que había mantenido una paridad de $ 12.50 por dólar desde 1954.

Creará los Estados de Baja California Sur y Quintana Roo, la Secretaría de Turismo y de Reforma Agraria, así como el Consejo Nacional de Población CONAPO, la Comisión de Estudios del Territorio Nacional CETENAL; el Instituto Mexicano de Comercio Exterior IMCE, la Universidad Autónoma Metropolitana UAM y el Colegio de Bachilleres.

También creará la Comisión Nacional Tripartita como un canal de comunicación de patrones y trabajadores con el gobierno en materia laboral. Por acuerdo de esta Comisión se establecerán el INFONAVIT y el FONACOT para facilitar la adquisición de viviendas y bienes de consumo duradero a los trabajadores; y además en su seno se revisará la ley de reparto de utilidades y del seguro social.

El presidente Echeverría, estimulado por su esposa, María Esther Zuno, tratará de revitalizar el nacionalismo mexicano en todas sus expresiones -desde lo folklórico hasta lo político,- a la vez que dar un nuevo impulso a lo que consideraba los valores de la Revolución Mexicana, de inspiración cardenista. Además su esposa será una activista en favor de la educación de las campesinas y de los derechos de la mujer y de los niños.

En noviembre de 1975, reformará el artículo 27 Constitucional para ampliar a 200 millas náuticas la zona económica exclusiva del mar territorial, lo que establecerá derechos soberanos de la Nación en toda la extensión del Golfo de California, entre las consecuencias más importantes de esta medida.

Decretará el reglamento de la Ley de Radio y Televisión, e iniciará la participación directa del Estado en la televisión comercial mediante la compra del Canal 13, cuyas nuevas instalaciones inaugurará el 14 de julio de 1976. Creará también Televisión Rural de México TRM, para constituir una red nacional pública en zonas rurales para la transmisión de la Telesecundaria y de otros programas educativos, informativos y de entrenamiento. En contraste, nombrará a Miguel Alemán Velasco, de Telesistema Mexicano TSM, asesor presidencial en comunicaciones, y en 1972 permitirá la fusión de los Canales 2,4, 5 y 8 en Televisión Vía Satélite SA, Televisa, nuevo monopolio televisivo privado más fuerte y dinámico que el anterior de TSM.

Por otra parte, Echeverría construirá dos puertos de altura, uno en Madero, Chiapas y otro en Lázaro Cárdenas, Michoacán.

En el ámbito internacional, el gobierno de Luis Echeverría estará determinado por la recesión mundial, la continuación de la guerra de Vietnam, cuyo enorme gasto militar hará imposible para Estados Unidos continuar con las reglas establecidas en 1944 en Bretton Woods, que habían creado el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, usando el dólar como moneda de referencia internacional; el abandono de la paridad fija de 35 dólares por onza de oro provocará devaluaciones en las principales monedas del mundo, menores ritmos de crecimiento, contracción de los flujos comerciales y aumentos de precios. La “atonía económica” que significará inflación, desempleo, escasez de inversiones y circulante.

En lo político, afrontará la “guerra fría” durante la presidencia de Richard Nixon y su despiadado secretario de Estado Henry Kissinger, en una América Latina en la que predominarán los gobiernos militares y dictatoriales en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, coordinados por la CIA mediante la “operación cóndor” para reprimir sangrientamente cualquier intento de subversión comunista o de cualquier índole, una de cuyas víctimas más sonadas será el presidente Salvador Allende.

Le corresponderá enfrentar la crisis petrolera por las disposiciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP, que al intentar dominar el mercado del combustible encarecerá sus precios y su suministro. Encarará el conflicto con el gobierno del presidente Nixon por el problema de la salinidad de las aguas internacionales del Río Colorado. Y verá el alejamiento de la China comunista de la Unión Soviética que ya inicia su declive.

Con menores consecuencias directas para México, el gobierno de Echeverría presenciará la guerra árabe-israelí, la lucha del Ejército Republicano Irlandés ERI en Irlanda del Norte, el terrorismo en la Olimpiada de Münich, la renuncia de Nixon tras el escándalo de Watergate, la derrota estadounidense en Vietnam, la revolución de los claveles en Portugal y el fallecimiento del dictador español Francisco Franco y del líder revolucionario chino Mao Zedong.

La política internacional de Echeverría pretenderá la defensa de los intereses de los países en desarrollo o del "Tercer Mundo" para diversificar los vínculos económicos de México y luchar por un nuevo orden económico, más justo e igualitario. Así realizará 40 visitas de Estado a diversos países; apoyará a la República Española, a Fidel Castro, a Salvador Allende; permitirá la apertura de una oficina de la Organización para la Liberación de Palestina OLP.

México votará por el ingreso de la República Popular de China a la Organización de las Naciones Unidas ONU, y obtendrá la aprobación de su Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los Estados en ese máximo organismo internacional. En ese mismo organismo, votará a favor de los países árabes y propondrá la suspensión de los derechos en la ONU de la España franquista por las ejecuciones de sus opositores.

En la OEA propondrá la suspensión de sanciones a Cuba y defenderá la soberanía de Panamá sobre el canal interoceánico. Asimismo, participará en la fundación del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), organización regional destinada a fomentar el desarrollo independiente de los países de la región. En su momento, romperá relaciones con el gobierno de facto de Chile y dará asilo a refugiados chilenos perseguidos por Pinochet, así como a otros exiliados políticos víctimas de dictaduras militares sudamericanas.

Durante su gobierno tendrá lugar la matanza del 10 de junio de 1971 y la intervención en la dirección de la cooperativa del diario Excélsior para destituir al periodista crítico Julio Scherer. También se registrará una ola de asaltos bancarios y secuestros de personajes relevantes, como el cónsul norteamericano Leonhardy, el candidato del PRI al gobierno de Guerrero, Rubén Figueroa, y el empresario Eugenio Garza Sada, quien morirá asesinado. En reacción, Echeverría intensificará la “guerra sucia” -bajo el mando de los generales Quirós Hermosillo y Acosta Chaparro,- contra los grupos guerrilleros rurales y urbanos, en la que morirán Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, y desaparecerán forzadamente decenas de personas. Asimismo, para combatir el narcotráfico, permitirá que se inicien en territorio nacional operaciones encubiertas de agentes estadounidenses de la DEA; en 1974 formalizará su presencia en México.

Su periodo terminará en medio de la crisis económica y la incertidumbre política. Escribe Lorenzo Meyer (Una Historia Contemporánea de México): “Con la crisis de 1976 se fue por la borda la política económica seguida desde mediados de siglo, en la que el gasto público era el motor del crecimiento. Igualmente pareció enterrarse la idea de hacer de México un país líder del ‘tercer mundo’, como lo había pretendido el presidente Echeverría, viajero incansable, crítico un tanto confuso del ‘imperialismo’ a lo largo de todo su sexenio y autor de la iniciativa de la Carta de derechos y deberes económicos de los Estados adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas contra la voluntad de los países más desarrollados.”

Luis Echeverría Álvarez nació el 17 de enero de 1922 en la ciudad de México. Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de México, en donde obtuvo el título de abogado en 1945, con la tesis "El sistema de equilibrio de poder y la Sociedad de las Naciones", que dedicó a Isidro Fabela. Antes contrajo matrimonio con María Esther Zuno Arce, quien 25 años después, se negará a usar lujosas vestimentas y a adoptar el título de Primera Dama y preferirá que se le llame simplemente "compañera".

Al siguiente año ingresó al Partido Revolucionario Institucional PRI, como secretario del general Rodolfo Sánchez Taboada, presidente del Comité Ejecutivo Nacional CEN de ese partido, en el cual, diez años más tarde será Oficial Mayor durante la presidencia en el CEN del general Agustín Olachea Avilés.

En el gobierno federal trabajó como director de Administración en la Secretaría de Marina y fue Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública. En 1958, tras participar en la campaña de Adolfo López Mateos, fue nombrado subsecretario de Gobernación y en 1964, titular de la misma dependencia durante el periodo presidencial de Gustavo Díaz Ordaz.

Al inicio del movimiento estudiantil de 1968, como secretario de Gobernación, intentó deslindar a Díaz Ordaz de la responsabilidad del “bazukazo” disparado por elementos del ejército contra la puerta de una preparatoria. Después sería inculpado de autoría intelectual de la matanza de estudiantes del 2 de octubre del mismo año.

Tras disputar la candidatura presidencial con el doctor Emilio Martínez Manautou, el 8 de noviembre de 1969 fue designado candidato del PRI para el periodo 1970-1976. Con el lema “Con la Revolución y la Constitución ¡Arriba y Adelante!”, y tratando de distanciarse de Díaz Ordaz y de la represión estudiantil, realizó una exhaustiva (para algunos frenética) campaña electoral hasta los lugares más apartados, enfrentado con Efraín González Morfín, candidato del Partido Acción Nacional PAN.

El 5 de julio de 1970 fue electo presidente constitucional por 11,708,065 de votos, contra 1,945,070 de su oponente.

Al término de su mandato presidencial ocupará algunos cargos públicos en el extranjero como el de representante de México ante la UNESCO de 1977 a 1978 y embajador en Australia y Nueva Zelanda. Asimismo, intentará ser nombrado secretario general de la ONU.

Después trabajará en el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo CEESTEM, que él mismo fundó y que cerró por falta de presupuesto en 1983.

Y finalmente se retirará a la vida privada.

Sin embargo, el resto de su existencia será inculpado de las matanzas de estudiantes de 1968 y 1971, así como de la “guerra sucia” que tuvo lugar durante su gobierno. Y ya en plena ancianidad, tendrá que comparecer ante diversas autoridades. El 30 de junio de 2006 un juez federal ordenará su arresto domiciliario por la matanza de 1968, pero el 8 de julio siguiente, será levantado su arresto, dado que el delito por el que se le encauzaba había prescrito en noviembre de 2005. El 30 de noviembre del 2006 otro juez le decretará auto de formal prisión por el delito de genocidio por los sucesos de 1968 y 1971, pero el 20 de marzo siguiente, un tribunal federal le concederá la suspensión definitiva del auto. Por último, el 26 de marzo de 2009 obtendrá su libertad absoluta y su exoneración del cargo de genocidio.

Décadas más tarde, a mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto, el periodista Orlando Delgado Selley (Populismo y resultados reales) escribirá: "Los neoliberales mexicanos fundamentaron su propuesta en la tesis de que los gobiernos de Echeverría y López Portillo habían llevado al país al despeñadero. Doce años de populismo, según ellos, provocaron que los 10 años siguientes se perdieran para el desarrollo. Sin embargo, en aquellos años altos niveles de crecimiento del producto y del empleo eran comunes. Al tiempo que los ingresos de los trabajadores alcanzaron sus cotas superiores. No todo funcionaba bien, por supuesto, pero, como dice el viejo dicho popular: estábamos mejor, cuando estábamos peor".

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.