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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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Madero publica su libro sobre la sucesión presidencial

21 de Noviembre de 1909

Francisco I. Madero publica su libro La Sucesión Presidencial en 1910, en el que expresa con sencillez su pensamiento. Hasta entonces, Madero era desconocido en el ambiente político nacional; su experiencia política se reducía a dos derrotas electorales: en 1904, en que fue candidato a la presidencia municipal de San Pedro, y en 1906, cuando fue candidato a la gubernatura de Coahuila.

En 1908, por la entrevista Díaz -Creelman, Madero creyó que México tomaría el rumbo de la democratización, pues Díaz había dicho que México estaba listo para la democracia y que vería con buenos ojos la formación de partidos opositores. La familia de Madero tenía relaciones con José Ives Limantour, ministro de Hacienda y miraba con recelo que se opusiera al régimen, por temor a represalias; a pesar de ello, Madero terminó en octubre de 1908 la redacción de su libro y lo mandó imprimir en Parras, Coahuila.

Madero esperó la anuencia de su padre, Evaristo Madero, para que su libro entrara en circulación, quien finalmente consintió la distribución del libro, y que participara en el proceso electoral de 1910. A partir del 22 de enero de 1909, el libro comenzó a ser repartido entre los políticos más destacados del país, a los estados de la República e incluso al general Porfirio Díaz, quien no dio importancia alguna ni al libro y mucho menos a su autor.

En síntesis, La sucesión presidencial en 1910, plantea la necesidad de transformar la dictadura porfirista en la que la ley y las elecciones sólo son formas vacías para perpetuar el poder de un grupo oligárquico y caduco, por una democracia y un estado de derecho que efectivamente tengan vigencia en la realidad mexicana. Madero escribe. “La primera esperanza la perdí cuando se instituyó la Vice-Presidencia en la República, pues comprendí que aún desapareciendo el Gral. Díaz, no se verificaría ningún cambio, pues su sucesor sería nombrado por él mismo [...] comprendí que no debíamos ya de esperar ningún cambio al desaparecer el Gral. Díaz, puesto que su sucesor, impuesto por él á la República, seguiría su misma política, lo cual acarrearía grandes males para la patria [...] comprendí que los que deseábamos un cambio en el sentido de que se respetara nuestra Constitución, y que ésta fuera un hecho, nada debíamos esperar de arriba y no debíamos confiar sino en nuestros propios esfuerzos [...] el problema se presentaba aun más difícil, pues claro se veía que el gobierno del Centro estaba resuelto á reprimir con mano de hierro y aun á ahogar en sangre cualquier movimiento democrático [...] nos formamos el propósito de aprovechar la primera oportunidad que se presentara para unir nuestros esfuerzos á los de nuestros conciudadanos, á fin de principiar la lucha por la reconquista de nuestros derechos [...]. Para dar principio a la campaña electoral, organizamos un Club político que denominamos “Club Democrático Benito Juárez” [...] En lo particular, estimo al Gral. Díaz, y no puedo menos de considerar con respeto al hombre que fue de los que más se distinguieron en la defensa del suelo patrio [...] Pero esa alta estimación, ese respeto, no me impedirán hablar alto y claro, [...] creo estimará más mi sinceridad, aunque juzgue duramente algunos de sus actos, que las serviles adulaciones que quizá ya lo tengan hastiado. ¿A dónde nos lleva el General Díaz? Desde luego, vemos que la tendencia manifiesta del General Díaz y del grupo que lo rodea, es perpetuar el sistema de poder absoluto y hastase empieza á iniciar un movimiento en las altas esferas reflejado en la prensa gobiernista, para reformar la Constitución de modo de sancionar por la ley, el actual régimen de centralización [...]

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.