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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 

 


 


El general Pedro María Anaya asume la presidencia de la República.

Noviembre 13 de 1847

Es nombrado por segunda ocasión presidente sustituto por el Congreso. Toma el cargo en la ciudad de Querétaro, a donde se han trasladado los poderes de la República, tras el retiro a Toluca, después de la capitulación de la ciudad de México.

Como presidente, fracasará en obtener un consenso entre generales y políticos sobre las condiciones aceptables de firmar la paz y se negará a satisfacer las demandas territoriales reclamadas por el gobierno de los Estados Unidos. Sin llegar a acuerdo alguno, renunciará el 8 de enero de 1848.

Pedro María Bernardino Anaya Álvarez nació en la casa marcada con el número 24 de la entonces Calle Real, de San Mateo Huichapan, hoy estado de Hidalgo, el 20 de mayo de 1794, hijo de una acomodada familia criolla integrada por Pedro José Anaya y Maldonado y María Antonia de Álvarez.. En 1810 ingreso al ejército realista como cadete en el regimiento de Tres Villas. Combatió contra los insurgentes hasta alcanzar el grado de capitán y en junio de 1821, se adhirió al Plan de Iguala.

Consumada la independencia de México, en 1822 marchó a Guatemala con el ejército del general Vicente Filisola, a supervisar el plebiscito que decidiría la anexión de Centroamérica a México.

En 1833, recibió el nombramiento de general.

En 1845, durante la presidencia de José Joaquín de Herrera, fue ministro de Guerra de agosto a diciembre.

El 2 de abril de 1847 fue nombrado por el Congreso presidente sustituto del general Santa Anna, cuando  era diputado y presidía el Congreso.

Durante su primera presidencia, fue investido de facultades extraordinarias para enfrentar el esfuerzo de guerra; inició la preparación de la defensa de la ciudad de México, a la cual declaró en estado de sitio; obligó al clero a contribuir con dinero para esta defensa y estableció el servicio militar obligatorio para los mayores de 16 años. Asimismo, se expidió el Acta de Reformas a la Constitución de 1824. El 20 de mayo siguiente dejó el cargo, al regreso del general Santa Anna a la capital de la República.

Después combatió la invasión norteamericana y su acción militar más importante fue la defensa del puente y del Convento de Churubusco el 20 de agosto de este mismo año, junto con el general Manuel E. Rincón. Después de una heroica resistencia, en la que participó el irlandés Batallón de San Patricio, el general Anaya tuvo que rendir la plaza; al ser hecho prisionero y requerido para que entregara las municiones  por el general norteamericano David Emmanuel Twiggs, respondió con la frase por la que más se le recuerda: “Si hubiera parque, no estarían ustedes aquí”.

Al firmarse un armisticio entre los generales Santa Anna y Scott, fue liberado y se reincorporó al ejército.

Tras dejar la presidencia de la República por segunda vez, se cuenta que vivió amargado por las inconmensurables pérdidas que había sufrido el país. Regresó a la vida pública como Ministro de Guerra y Marina del presidente Mariano Arista, cargo que desempeñó del 22 de septiembre de 1852 al 5 de enero 1853.

Después fue nombrado director general de Correos, cargo que desempeñó hasta su muerte en la Villa de Azcapotzalco, ciudad de México, a las 9:30 de la mañana, el 21 de marzo de 1854, víctima de una pulmonía fulminante.

Doralicia Carmona. MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO