2 de Noviembre de 1844
Los soldados de la guarnición de Guadalajara se sublevan contra Antonio López de Santa Anna y nombran como jefe al conspirador profesional Mariano Paredes Arrillaga.
El alza de impuestos, la malversación y el despilfarro de fondos públicos provocan gran malestar nacional, que se traduce en brotes de rebelión; el más importante es el de Guadalajara, cuando el pasado 30 de octubre, la Junta departamental de Jalisco exigió a Santa Anna que informara sobre el uso que había hecho de las facultades extraordinarias que le fueron concedidas en las bases de Tacubaya y que lo llevaron a la presidencia.
Después de que Paredes decide acaudillar el movimiento, se dirigirá con sus tropas a la ciudad de México. Por su parte, Santa Anna saldrá con doce mil hombres de la misma ciudad rumbo a Guadalajara para sofocar la rebelión, pero se detendrá en Silao al enterarse que Canalizo, a quien dejó como interino, ha actuado torpemente al suspender el 2 de diciembre el Congreso, hecho que colmará la paciencia pública y hará estallar motines por toda la ciudad de México: violencia, saqueos, estatuas y bustos de Santa Anna derribados, su pierna desenterrada y arrastrada por las calles. Ante los desórdenes, el 6 de diciembre José Joaquín Herrera asumirá la presidencia; mientras tanto, Santa Anna asediará Puebla y a los ocho días, suspenderá el ataque e irá a Veracruz, en donde encontrará rechazo; en el tránsito, su ejército se irá disgregando hasta que finalmente, sólo cuatro hombres lo acompañarán cuando será capturado en las orillas del río Jico, el 15 de enero de 1845 y el 16, ingresará como prisionero a la fortaleza de Perote.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
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