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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1565 Andrés de Urdaneta arriba a Acapulco después de haber descubierto la tornavuelta o tornaviaje que hará posible el comercio regular entre Nueva España y Filipinas, la ruta comercial más larga de la historia.

1565 octubre 8

 

Andrés de Urdaneta descubre la ruta de navegación más corta entre Asia y América, llamada después tornavuelta, ascendiendo hasta el paralelo 40 para aprovechar una corriente marítima que llega hasta el cabo Mendocino de California, -bautizado así por él mismo en honor del virrey Antonio de Mendoza- para después costear hasta Acapulco. Además, la nueva ruta de la tornavuelta está fuera del alcance de los portugueses entonces enemigos de los españoles.

Dada la relevancia de Urdaneta como experimentado navegante español, cosmógrafo y entusiasta promotor de la expedición ante Felipe II, se le atribuye este hecho histórico, no obstante que el capitán Alonso Arellano, con un barco de la flota de Urdaneta, al adelantarse y separarse de la misma, fue el primero en navegar esta ruta hasta el puerto de Navidad (hoy Barra de Navidad, Jalisco), lugar fundado tiempo atrás por los españoles como astillero y base para la exploración del océano Pacífico.

Un año antes, el 21 de noviembre de 1564, Urdaneta, también fraile en su madurez, partió desde el puerto de Navidad a las Filipinas -como asesor por su avanzada edad- en una expedición compuesta por cinco barcos al mando de Miguel López de Legazpi, cuyo objetivo era buscar una ruta hacia las Molucas que no atravesara dominios portugueses, y lo más importante: una ruta de regreso a América, propósito que otros navegantes no habían conseguido.

Tras dos meses de navegación con los vientos alisios a favor llegaron a Filipinas, recorrieron varias islas, y fundaron el 8 de mayo de 1565, la Villa de San Miguel en la isla de Cebú, la primera colonia española en las Filipinas.

El 1° de junio siguiente, Urdaneta partió de regreso a Nueva España en el barco San Pedro comandado por Felipe Salcedo, nieto de Legazpi, navegando al norte en busca de una corriente favorable a su retorno –que intuía o sabia de su existencia-; así descubrió la corriente llamada del KuroShivo, o corriente negra, ubicada a la latitud de Japón, que le permitió escapar de la influencia dominante del alisio que a otros navegantes había obstaculizado el retorno.

La corriente KuroShivo, nombrada después tornavuelta o tornaviaje, es una corriente cálida septentrional que se convierte en fría en las costas de California. Este descubrimiento será un secreto del Estado español durante décadas, hasta que será encontrada también por piratas ingleses.

"Los vientos del oeste que atraviesan el Pacífico llevaban los galeones a la costa de California, donde necesitaban estaciones de paso para reaprovisionarse después de esta larga travesía oceánica, antes de emprender la última etapa de su viaje al sur, siguiendo la costa hasta México. Esto explica la fuerte presencia colonial española en la región, donde los nombres de las principales ciudades, como San Francisco, Los Ángeles y San Diego, recuerdan la influencia española todavía en la actualidad." (Dartnell Lewis. Orígenes. Cómo la historia de la tierra determina la historia de la humanidad).

Es así como hoy Urdaneta puede llegar a Acapulco, lo que marca el principio del intercambio comercial  que transformará el idioma, las artes, la religión, la cocina, la arquitectura y la cultura en general de ambos lados del Pacífico. Empezará también en la región la sujeción permanente de los grupos indígenas y después el comienzo de la minería de la plata.

La nueva ruta comercial entre Acapulco y Manila dará lugar a la construcción de grandes embarcaciones dotadas con la tecnología de navegación y armamento más avanzados de la época en Manila, llamadas Naos, que llevarán plata, productos y viajeros a Filipinas y regresarán con exquisitas mercaderías asiáticas. La Nao de China, también llamada Galeón de Manila o de la Plata, vinculará a Europa con Asia a través de la Nueva España, y sus viajes durarán más de doscientos cincuenta años, es decir, hasta 1815, cuando por la guerra de independencia el puerto de llegada se cambiará a San Blas.

Años antes, Fernando de Magallanes emprendió el viaje alrededor del mundo en 1519, descubrió las islas Marianas y llegó a Filipinas en donde murió a manos de los nativos en 1521. Sebastián Elcano tomó el mando de la expedición y a bordo del buque Victoria regresó a España en 1522. Al realizarse la primera vuelta al mundo, por primera vez se tuvo una idea fidedigna del tamaño y de la forma del planeta tierra. Y lo más importante: el océano Pacífico se convirtió en un mar español, disputado por los portugueses. Miguel López de Legazpi fundó Manila y bautizó al archipiélago que Magallanes llamó San Lázaro como Filipinas en honor al rey gobernante, territorio que pasó a depender del virreinato de la Nueva España.

A partir de 1573 Manila asumirá el monopolio del comercio con China y con la Nueva España, minuciosa y estrictamente regulado por la Corona: sólo dos barcos de 300 toneladas cada uno y después uno con 600, podrán hacer un viaje anual que durará unos cien días de ida y casi lo doble de vuelta. Así, Manila tendrá un gran centro comercial llamado Parián al que fluirán mercaderías del oriente, en tanto que circulará el peso fuerte acuñado en la Casa de Moneda de México.

La mercancía transportada será revisada en la aduana de San Blas, hoy Nayarit, antes de su desembarco en Acapulco para ser vendida en las Ferias anuales que en la plaza principal de dicho poblado serán celebradas en enero o febrero durante un mes, inauguradas por el virrey y con la asistencia de mercaderes de México, Oaxaca, Puebla, Michoacán y Guerrero. Durante siglos, serán intercambiados por la plata novohispana muebles, marfiles, biombos, telas de seda y algodón, ropa y mantones, tapices, especias, perlas, abanicos, porcelanas, lozas, perfumes, figuras religiosas y hasta esclavos, así como valiosas mercaderías no sólo chinas sino persas, hindúes y japonesas. Sólo parte de estos productos será transportada a Veracruz para su envío a España, el resto será vendido en el Parián de la ciudad de México, una especie de ciudadela similar al mercado de Manila.

La riqueza conquistada despertará la codicia de los piratas. Desde 1522 el pirata francés Jean Florin se apoderó de la nave que conducía el tesoro de Moctezuma. Del mismo modo, la ruta comercial de la nao será sistemáticamente asaltada por piratas ingleses como Francis Drake y Thomas Cavindesh, así como los holandeses Oliver van Noort y Joris van Speilberger, o piratas chinos, japoneses y portugueses esclavistas de menor renombre. Varios de estos piratas se asociarán en la “Hermandad de la Costa” para atacar a la nao de Manila.

Por eso, para proteger el final de la tornavuelta de Manila, la Corona española construirá un sistema defensivo en el litoral del océano Pacífico, del que formará parte importante la fortaleza de San Diego, nombrada así en honor del santo patrón del Marqués de Guadalcázar, virrey de la Nueva España y cuyos antecedentes datan de 1614, tras el intento un año antes de Speilberger de penetrar a la bahía de Acapulco. A pesar del fuerte, diez años después, durante la guerra entre España y los Países Bajos, una escuadra holandesa tomará temporalmente el puerto, lo que obligará a periódicas modificaciones del fuerte de San Diego.

En 1697, los países que promovían la piratería firmarán el tratado de paz con España en Ryswicks,y los piratas comenzarán a ser perseguidos por todos los gobiernos, incluso los que los patrocinaban y paulatinamente desaparecerán ahorcados o prisioneros o en retiro.

Sin embargo, en 1745 el corsario y almirante inglés George Anson se apoderará del galeón Nuestra Señora de Covadonga, uno de los mayores botines de la historia, remolcado hasta Inglaterra. Este despojo y el terremoto de 1776, harán que el virrey Bucareli y Ursúa, ordene la total reedificación del fuerte de Acapulco, que una vez terminado será nombrado San Carlos en honor al rey –nombre que nadie usará-. La fortaleza funcionará plenamente durante la llegada y la partida de los galeones y nunca será tomada por los piratas.

Doralicia Carmona Dávila. Memoria Política de México.