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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

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ISBN 970-95193

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Desaparece el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y surge en su lugar el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Enero 18 de 1946

Desaparece el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y surge en su lugar el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Durante la Segunda Convención del Partido de la Revolución Mexicana PRM, realizada en la Ciudad de México, en el teatro-cine Metropolitan, es creado el Partido Revolucionario Institucional PRI. El diputado Blas Chumacero lee el dictamen de la comisión revisora de credenciales, según la cual se verifica la concurrencia de 581 delegados por el sector obrero, mismos que representan 1'748,805 votos; por el sector popular 667 delegados que representan 1'938,715 votos; y por el sector campesino 719 delegados que representan 2'063,962 votos. El total de asistentes a la Asamblea es de 1,967 delegados a los que corresponden 5’700,729 votos. El dictamen es aprobado y por unanimidad acuerdan la configuración del PRI, la Declaración de Principios, el Programa de Acción, los Estatutos y su lema: “Democracia y Justicia Social”.

Menos radical que el anterior PRM, el ahora PRI, reconoce “la existencia de la lucha de clases como fenómeno inherente al régimen capitalista”; reitera su compromiso de colaboración con las mayorías populares; declara que pugnará por continuar la reforma agraria y por mantener la preeminencia económica del Estado, entre otros postulados.

El hoy constituido Partido Revolucionario Institucional se define según sus Estatutos como una asociación política nacional, integrada por obreros y campesinos organizados, por trabajadores independientes, empleados públicos, cooperativistas, artesanos, estudiantes, profesionales, comerciantes en pequeño y demás elementos afines en tendencias o intereses, que acepten los principios de la Revolución Mexicana; las mujeres se consideran exactamente en las mismas condiciones que los hombres.

Propone que los organismos que integran al PRI: sindicatos y centrales obreras, la Confederación Nacional Campesina, la Confederación de Ligas del Sector Popular, las organizaciones de mujeres y de jóvenes, conserven su autonomía y que esos mismos trabajadores dependan exclusivamente de los órganos de acción del Partido para el ejercicio de su acción política electoral.

Plantea como objetivos: alcanzar el poder público por la vía democrática y dentro de la ley; unificar a los sectores revolucionarios para la conquista de sus derechos y la mejor satisfacción de sus necesidades e intereses. Establece como otro de sus objetivos el tener programas permanentes de capacitación política, ideológica y electoral de sus militantes para la formación de sus cuadros. Enfatiza que “desarrollará su actuación pública por medios pacíficos y con el más estricto respeto a las instituciones nacionales, sin subordinar sus actos a ninguna organización internacional ni depender o afiliarse a partidos políticos extranjeros”.

Acuerda también que la integración de su consejo nacional sea del siguiente modo: en cada entidad serán elegidos tres miembros, uno por cada uno de los sectores obrero, agrario y popular, en la forma y términos que señale la convocatoria que deberá expedir el Comité Central Ejecutivo. Dentro de los 32 delegados de cada sector deberán elegirse cuando menos 2 mujeres y 2 jóvenes: en conjunto, 6 delegadas y 6 delegados jóvenes. El Comité Central Ejecutivo estará formado por 8 miembros: presidente y secretarios de acción campesina, obrera, popular y cultural, femenil y dos de acción política; además, un diputado y un senador secretarios elegidos entre los bloques de las Cámaras de Diputados y Senadores. Por lo pronto, el comité es integrado de este modo: Presidente, Rafael Pascasio Gamboa, exgobrernador de Chiapas; Secretario General, Ernesto P. Uruchurtu; Secretarios de Acción Política, Augusto Hinojosa y J. Jesús Lima; Secretario de Acción Obrera, Fernando Amilpa y Secretario de Acción Agraria Francisco Martínez Peralta.

En los comités ejecutivos regionales también incluirán una secretaria de acción femenil, un secretario de acción juvenil y un secretario diputado de acción política. Los comités municipales se integrarán con cuando más siete miembros.

Las elecciones internas para candidatos a diputados, senadores y gobernadores, “no se harán por el procedimiento antidemocrático de votos por sectores” –dice el diario Excélsior al publicar la nota de este hecho -, “sino por votos individuales en casillas, como si se tratara de establecer escuelas pasajeras de auténtica enseñanza electoral”.

Durante la sesión de la convención, al día siguiente, 19 de enero, se dará a conocer el resultado de las elecciones internas para designar candidato presidencial realizadas por los tres sectores del extinto PRM: Miguel Alemán Valdés, 3,832,761 votos; Enrique Calderón, 315; Ezequiel Padilla, 128. Por lo anterior, Alemán será declarado candidato presidencial del nuevo PRI.

Al día siguiente 20 de enero, las centrales obreras, campesinas y populares— que constituyen el Partido Revolucionario Institucional celebrarán un pacto que las comprometerá a coordinar su actuación política electoral y proscribir las pugnas entre los sectores. Dicho pacto será firmado por Gabriel Lyeva Velázquez (CNC), Fidel Velázquez (CTM), Antonio Nava Castillo (CNOP), así como por otras organizaciones obreras, campesinas, mineras y electricistas. El pacto se consignará en el acta constitutiva del PRI. Este mismo día, rendirá su protesta como candidato Miguel Alemán Valdés.

Los antecedentes del Partido Revolucionario Institucional son el Partido Nacional Revolucionario (PNR) y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM).

El PNR se constituyó en 1929 para crear un espacio político que reuniera a los diversos líderes y caciques regionales salidos de la Revolución en un sólo proyecto de nación y para que en dicho espacio se transformara la lucha armada en debate político; con el PNR Plutarco Elías Calles sentó las bases de la institucionalización de la Revolución mexicana al convertirse el partido en instrumento para terminar de pacificar al país y para la transmisión pacífica del poder.

El 30 de marzo de 1938, por iniciativa del presidente Lázaro Cárdenas, el PNR se transformó en PRM para reagrupar a las fuerzas políticas existentes e incluir a otros sectores sociales hasta entonces aislados; al crear sectores hizo la función de intermediario entre la sociedad y el gobierno, su lema era “Por una democracia de trabajadores”.

Sin embargo, durante el año de 1944, Lombardo Toledano y el diputado Herminio Ahumada, en distintos momentos criticaron los procedimientos internos del PRM y su pasividad ante la beligerancia de la derecha; dijeron que las conquistas sociales proclamadas por los líderes eran engañosas y plantearon la necesidad de reformas radicales que llegaran a hacer un hecho el voto ciudadano, así como la depuración de la función electoral; dijeron también que la actuación de un sólo partido y la falta de respeto a la opinión pública, impedía el paso a la democracia.

Además de que este tipo de críticas fue aumentando, por otro lado, el partido tenía que ajustarse a los cambios provocados por los procesos de industrialización y de urbanización, que habían hecho surgir otros movimientos políticos, grupos y partidos que iban en otras direcciones.

El presidente Manuel Ávila Camacho había promovido que los militares se desincorporaran de las filas del PRM desde 1940, y en el contexto de la guerra y postguerra– en el que se enarbolaban los valores de la democracia y el Estado de derecho, frente a los totalitarismos vencidos-, enfrentaba la desconfianza de los Estados Unidos acerca de la democracia mexicana, así como el cuestionamiento del papel del PRM en la dirección nacional; fue de este modo que su política conciliadora y reformista le llevó a convocar a la Segunda Gran Convención del Partido de la Revolución Mexicana. para su transformación en el PRI; las reformas estructurales y doctrinarias introducidas por Ávila Camacho servirán para legitimar al partido frente la nueva sociedad crecientemente urbana que ha surgido.

El Partido Revolucionario Institucional enfrentará la inestabilidad política surgida de los movimientos obreros y campesinos que pretenden mejorar sus condiciones de vida y participar en organizaciones independientes del gobierno y del PRI. En 1964, Carlos Alberto Madrazo intentará reformar sus principios, programa de acción y estatutos lo cual producirá tensiones internas tan graves que ocasionarán su salida de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional. En 1969, Madrazo perecerá en un accidente aéreo, cuando se rumoreaba que organizaba el partido “Patria Nueva”.

En 1972, presidido por Jesús Reyes Heroles, la Asamblea Nacional del PRI establecerá como prioridad luchar por una “nueva sociedad”, por el nacionalismo revolucionario hacia la justicia social, el Estado rector y promotor del desarrollo y la defensa de los derechos sociales de educación, salud, trabajo y vivienda.

En 1986, con Jorge de la Vega Domínguez como presidente, el PRI iniciará su declive con la expulsión de la corriente democratizadora encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, opuesta a la candidatura de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de la República. La mayoría de los miembros de esa corriente formará el Frente Democrático Nacional FDN que en 1988 pondrá en duda el triunfo electoral del PRI por primera vez en casi sesenta años y que más tarde fundará el Partido de la Revolución Democrática PRD.

Esta declinación del PRI crecerá por el viraje de los gobiernos priístas de De la Madrid y de Salinas hacia el neoliberalismo, la privatización del sector público, el descenso acelerado del bienestar social logrado por los gobiernos anteriores, el TLC, y los asesinatos de su candidato presidencial Colosio y de su secretario general José Francisco Ruiz Massieu.

El PRI entrará en una etapa de “sana distancia” con el presidente Zedillo, quien precipitará con el llamado “error de diciembre” la peor crisis económica del siglo XX, profundizará el “cambio estructural” hacia el neoliberalismo, aumentará el IVA a 15% e impondrá los cuantiosos “rescates” a favor de las empresas privadas fracasadas a costa del erario, como el debatido FOBAPROA, -después IPAB-, el “rescate” de empresas privatizadas, como el de los aeropuertos, el de las carreteras y el de los ferrocarrriles que incluyó la entrega de miles de millones de pesos a los empresarios fracasados, en medio del empobrecimiento generalizado.

Políticas impopulares en una sociedad cuya cultura política aun mantiene vestigios del anterior nacionalismo revolucionario priísta, y cada vez más urbana, más ilustrada, informada y actuante, combinadas con una legislación y organización electoral más imparcial y equitativa, partidos mejor organizados, un presidente poco comprometido con el partido que lo llevó al poder, un candidato priísta desangelado frente a un opositor carismático sustentado en campañas electorales profesionalizadas y una prensa más abierta y objetiva, conducirán al PRI a su primera derrota presidencial en el año 2000.

Norberto de la Torre González, en su texto “Partidos políticos en México: período de 1900 a 1920”, señala: “Setenta y un años de permanencia en el gobierno, los cambios en la organización y cultura del pueblo mexicano, las presiones de las economías internacionales sobre la mexicana, el reacomodo de las elites en distintas agrupaciones políticas al no caber ya en un solo partido, el cansancio del mismo discurso y el autoritarismo, además de otros factores, produjeron en las elecciones de 2000 la derrota electoral del PRI, con Francisco Labastida Ochoa como su candidato, por primera vez desde su fundación en 1929”.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.