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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

Este Sitio es un proyecto personal y no recibe ni ha recibido financiamiento público o privado.

 
 
 
 


1917 Alemania propone una alianza a Carranza en contra de los Estados Unidos para recuperar los territorios despojados en la guerra de 1846-48. (Telegrama Zimmermann).

16 de Enero de 1917

 

Según Friedrich Katz (La Guerra Secreta en México): “Al principio de 1917, las relaciones germano-mexicanas entraron en una nueva fase. A finales de 1916, los dirigentes del Reich se habían convencido de que una victoria total, la única mediante la cual podrían lograrse los grandes objetivos de Alemania, ya no podía obtenerse combatiendo en tierra. Así pues, el 7 de enero de 1917 se optó por la guerra submarina ilimitada. De ahí en adelante cualquier barco -no importa qué bandera llevase- que fuera encontrado en determinadas aguas, era un blanco potencial.

La guerra submarina ilimitada hizo aumentar aún más la probabilidad de una guerra germano-norteamericana. Zimmermann consideró, pues, que había llegado el momento de tomar medidas decisivas para atar a los norteamericanos en México. El antiguo encargado de los asuntos mexicanos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, von Kemnitz, por entonces el experto en cuestiones del Asia Oriental y la América Latina, le explicó que este objetivo se lograría de la mejor manera si inmediatamente después de que los Estados Unidos le declararan la guerra a Alemania, tuviera lugar un ataque mexicano a Norteamérica. Kemnitz pensaba, a este respecto, en una operación similar a la que había realizado Villa contra Columbus en marzo de 1916. Consideraba muy probable que un ataque de tal naturaleza creara una situación de guerra. El fracaso de la expedición punitiva norteamericana contra Villa era prueba para los dirigentes alemanes de cuan poco podían hacer las tropas norteamericanas contra las guerrillas mexicanas.
Zimmermann acogió entusiasmado la propuesta”.
[…]
“La situación objetiva parecía ser favorable para los planes de Zimmermann. Después de que el gobierno mexicano había rechazado una propuesta norteamericana para una retirada condicional de México, nuevas tensiones se habían suscitado entre ambos países. Además, el memorándum del gobierno mexicano de noviembre de 1916, y el ofrecimiento de Aguilar de proporcionar bases submarinas en México, habían despertado en Zimmermann la esperanza de que el gobierno mexicano se hallara dispuesto a establecer una alianza con Alemania.

La diplomacia alemana tenía entonces que resolver el problema de cómo podría inducirse a Carranza a efectuar un ataque contra territorio norteamericano. Kernnitz y Zimmermann vieron un camino seguro: Alemania ofrecería a México la devolución de Texas, Nuevo México y Arizona. En su opinión, Carranza, impulsado por el deseo de obtener de inmediato estos territorios, se lanzaría sin tardanza sobre ellos… (La idea era) que inmediatamente crearan incidentes en los estados fronterizos, Sin obligando a la Unión a enviar tropas allá y no acá."(Europa).

Sin embargo, Alemania sólo consideraba una alianza con México seriamente si Japón se unía también en la lucha contra los Estados Unidos. “Tales reservas no debían comunicársele a Carranza. En las proposiciones que fueron finalmente sometidas al gobierno mexicano, tampoco se las mencionaba. Según el plan de Kemnitz y Zimmermann, Carranza había de atacar a los Estados Unidos con plena confianza en la propuesta de alianza alemana, y luego Alemania sencillamente lo abandonaría a su suerte, salvo el caso poco probable de que el Japón se uniera a la alianza. En otras palabras: el ofrecimiento de alianza era en realidad una engañosa maniobra en gran escala que debía inducir a Carranza a efectuar un ataque suicida contra los Estados Unidos”.
[…]
Zirnmermann era todo entusiasmo. Tal entusiasmo probablemente fue reforzado por el hecho de que tiempo atrás el mismo kaiser le había sugerido una alianza germano-mexicana”.

El texto final de la nota de Zimmermann al gobierno de Carranza fue el siguiente:

“Tenemos intenciones de comenzar la guerra submarina ilimitada el 1° de febrero. Con todo, se intentará mantener neutrales a los Estados Unidos.
En caso de que no lo lográramos, proponemos a México una alianza bajo la siguiente base: dirección conjunta de la guerra, tratado de paz en común, abundante apoyo financiero y conformidad de nuestra parte en que México reconquiste sus antiguos territorios en Texas, Nuevo México y Arizona. Dejamos a Su Excelencia el arreglo de los detalles.

Su Excelencia comunicará lo anterior en forma absolutamente secreta al Presidente tan pronto como estalle la guerra con los Estados Unidos, añadiendo la sugerencia de que invite al Japón a que entre de inmediato en la alianza, y al mismo tiempo sirva de intermediario entre nosotros y el Japón.
Tenga la bondad de informar al Presidente que el empleo ilimitado de nuestros submarinos ofrece ahora la posibilidad de obligar a Inglaterra a negociar la paz en pocos meses. Acúsese recibo.

Zimmermann”.

 

La nota se envió por los conductos más secretos, pero fue interceptada por los británicos y entregada al gobierno de Estados Unidos que de inmediato reclamó a Carranza la existencia de estos planes.

Al negar a los norteamericanos haber recibido el telegrama, Carranza ratificó la neutralidad de México frente a la primera guerra mundial y se opuso a romper relaciones con los alemanes. No obstante, el gobierno norteamericano -aun neutral,- envió por primera vez a México a sus agentes federales, en esta ocasión inicial, para investigar las posiciones y planes que el primer jefe tenía respecto al conflicto europeo.

En realidad, su acercamiento a la Alemania del káiser en 1917, fue motivada por la búsqueda de aliados para contener las presiones norteamericanas. El telegrama Zimmerman llegó inoportunamente: justo cuando las tropas de la expedición punitiva se retiraban y se distendían los conflictos con el vecino del norte. Sin embargo, la propuesta fue secretamente analizada, pero considerada irrealizable, ya que se concluyó que Alemania no estaba en condiciones de pertrechar al ejército mexicano en semejante contienda, pero no se cerró la puerta ante la posibilidad de un ataque norteamericano contra los campos petroleros mexicanos.

El telegrama llegó al presidente Woodrow Wilson en los momentos en que estaba por pedir a su Congreso medidas contra la guerra submarina ilimitada de los alemanes. Ante el posible rechazo a su propuesta, ordenó que se publicara el telegrama como una información de la Asociated Press en la víspera del debate parlamentario. El telegrama fue calificado como propaganda británica para obligar a Estados Unidos a participar en la guerra. Tras gran escándalo y acalorado debate, curiosamente, el propio Zimmermann aceptó la autenticidad del telegrama. Por su parte, Japón declaró la proposición alemana como inaceptable.

En este ambiente, el 4 de abril de 1917 se produjo la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.

Finalmente, unos días más tarde, Carranza comunicó secretamente a los alemanes que consideraría su oferta sólo en el caso de que estallara una nueva guerra entre México y los Estados Unidos.

Conviene hacer notar que durante la Primera Guerra Mundial, el Kaiser también intentó destruir el Imperio Británico, mediante la rebelión de la población islamita que habitaba sus colonias. Max von Openheim logró que Mehmet V, sultán del Imperio Otomano, -aliado de Alemania-, declarara la yihad o guerra santa contra la Triple Entente. Sin embargo, el llamado no fue atendido y Gran Bretaña pudo incorporar miles de tropas musulmanas provenientes de sus colonias a la lucha en el frente europeo.

Doralicia Carmona. Memoria Política de México