1914-1976
Nació en Santiago Papasquiaro, Durango, el 20 de noviembre de 1914. Fue parte de una muy destacada familia artística, que incluyó a sus hermanos Silvestre Revueltas (compositor), Fermín Revueltas (pintor) y Rosaura Revueltas (actriz).
Inició sus estudios en su tierra natal, de ahí salió a la ciudad de México en 1920, donde concluyó su primaria. Pocos años después, en 1923, falleció su padre, lo que provocó que su familia pasara severas dificultades. Apenas había ingresado a la escuela secundaria cuando la abandonó para convertirse en un brillante autodidacta. En esas condiciones formativas abrazó las que serían sus dos pasiones: la literatura y la política. En la primera se dedicó fundamentalmente a los géneros de la novela y el cuento, mientras que en la segunda, se convirtió en un inteligente ensayista y crítico político, de tendencia marxista y aspiraciones socialistas; a lo largo de su actuar político, Revueltas perteneció a varias organizaciones de izquierda, siempre en búsqueda de que los liderazgos fueran acordes con las condiciones históricas por las que atravesaba México, de ahí su constante peregrinar, sus rupturas y sus expulsiones.
La situación de miseria e injusticia que vivía el país, llevó a Revueltas a la militancia comunista en el Socorro Rojo Internacional en 1928. Pero muy pronto, desde 1929, fue acusado de rebelión y confinado en una correccional debido a su activismo en una manifestación en el Distrito Federal en contra del “maximato” callista. Entonces era secretario juvenil de la Confederación Unitaria de México.
Se integró al Partido Comunista Mexicano a los 16 años. En 1931 fue parte del personal docente del dormitorio para niños del Cuadrante de la Soledad. Por sus actividades de agitación política comunista fue enviado por primera vez al penal de las Islas Marías en 1932. Al poco tiempo de ser liberado por ser menor de edad (la ciudadanía se obtenía a los 21 años), fue nuevamente apresado debido a que intervino en una huelga de peones agrícolas y estuvo otra vez en las Islas Marías en 1934. En este penal encontró inspiración para una de sus más famosas novelas, “Los muros de agua”.
Su actividad partidista fue tan intensa que en 1935, a sus veinte años de edad, asistió a Moscú como delegado del PCM al Séptimo Congreso de la Internacional. A su regreso se dedicó a constituir las Juventudes Comunistas de México. Posteriormente se convirtió en profesor de derecho en la escuela secundaria nocturna para obreros.
En 1937 contrajo su primer matrimonio con Olivia Peralta, con quien procreó cuatro hijos.
Empezó a escribir en 1938 en la prensa nacional, especialmente en el periódico "El Popular". Años después escribiría en el diario “El Día”, así como en publicaciones partidistas como “La Voz de México”, “Revolución”, "Noviembre”, “Espartaco” y “La Internacional”.
Fue expulsado en 1943 del PCM por diferencias ideológicas y formó parte del Grupo Marxista “El Insurgente” en 1946, el cual más tarde se fusionaría con otras organizaciones de izquierda para fundar el Partido Popular PP.
En 1947 se divorció y se casó por segunda vez, ahora con María Teresa Retes.
Ese mismo año, sostuvo una polémica en el periódico El Universal con Daniel Cosío Villegas que había publicado "La crisis de México”. En una inteligente respuesta a este ensayo, Revueltas respondió que la historia no se movía por “propósitos” de personas y que la crisis de México no era una crisis moral como sostenía Cosío Villegas, que la crisis de México era histórica. El maestro reconoció su falta de análisis histórico y a partir de entonces, motivado o no por este debate, emprendió con gran entusiasmo su gran obra histórica.
En enero de ese mismo año, Revueltas participó en la “Mesa redonda de los marxistas mexicanos”.
En 1948, al constituirse el Partido Popular PP, encabezado por Vicente Lombardo Toledano y que después constituiría el Partido Popular Socialista PPS, pasó a militar en ese instituto político, en donde llegó a ser candidato a diputado federal por el noveno distrito electoral del Distrito Federal en 1949, obviamente, sin obtener el cargo. No obstante, tuvo muchas discrepancias políticas con ese partido, por lo que lo abandonó en 1955, y más adelante se volvió un feroz crítico de Lombardo Toledano (quien, incluso, lo animó a no publicar su novela "Los Días Terrenales"), a quien dedicó varios de sus ensayos políticos.
En 1949, como secretario general de la Sección de Autores y Adaptadores del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica, Revueltas publicó en la revista “Hoy” varios artículos en contra de William O. Jenkins B., ex agente consular norteamericano cuyo autoplagio durante el gobierno de Carranza fue motivo de escándalo, convertido después en discutido empresario multimillonario de la industria cinematográfica y de otras ramas. Después renunció al puesto sindical.
Tras su separación del PP, en 1956 Revueltas volvió a las filas del PCM, lo que le valió en esta ocasión un intenso trajinar por diversas ciudades europeas: Berlín, Moscú, Budapest, Praga y Trieste. Por su disidencia crónica, en 1960 salió otra vez del PCM junto con otros compañeros, a quienes se acusó de ser un “grupo revisionista y liquidador”. En mayo de ese mismo año ingresó al Partido Obrero Campesino Mexicano, al que abandonó en septiembre. Tras ello fundó la Liga Leninista Espartaco, de la que también terminaría expulsado.
En 1961 estuvo en Cuba para iniciar los trabajos del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica. Pero rompió con el gobierno de Cuba por el encarcelamiento de Heberto Padilla, quien de entusiasta escritor al servicio de la revolución cubana, pasó a crítico “ideológicamente contrario a la revolución cubana”.
En 1962, Revueltas publicó un escrito que se hizo célebre entre la izquierda: “Ensayo sobre un proletariado sin cabeza”, en el que sostuvo como tesis central la inexistencia histórica del partido de la clase obrera en México.
Fue profesor del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de 1963 a 65.
En 1968, fue cofundador del Grupo Comunista Internacionalista, y como profesor, participó en el movimiento estudiantil que sacudió al sistema político mexicano. Debido a esto fue apresado en noviembre y encarcelado en Lecumberri, en donde escribió una novela corta, “El apando”, que fue después trasladada al cine.
Fue puesto en libertad bajo palabra en 1971.
Un ejemplo del pensamiento político de Revueltas es su ensayo "México, una democracia bárbara", escrito en 1958 desde la perspectiva de su materialismo histórico. De dicho escrito, se pueden tomar, aunque sea someramente, algunas de sus ideas básicas: la Revolución Mexicana fue una revolución burguesa que liberó a las fuerzas productivas contenidas en el porfiriato. La burguesía se apoderó tanto de los medios de producción como de la estructura política del Estado y ha usado como arma la ideología para erigirse como poder hegemónico, a pesar de la contradicción existente entre la superestructura ideológica, cultural y política (burguesa) y la infraestructura económica (atrasada, semifeudal, bárbara). "Para afirmar su nacionalidad México necesitaba, en lo externo, enfrentarse al imperialismo, y en lo interno, aplicar con audacia y prontitud una política de reformas sociales que le permitieran, de una parte, el progreso económico y de otra, la aglutinación". Así los gobiernos "revolucionarios", enemigos del imperialismo y del feudalismo, hicieron alianzas con las masas para integrar un proyecto unitario, a cambio de otorgar al pueblo concesiones desde arriba, supuestamente "socialistas", y de sustraer sus armas al proletariado: la unidad y conciencia sindicales, la independencia política y la organización de un partido proletario. Esto permite que la burguesía presente a su partido oficial como representante de los intereses de la nación que abarca todos los intereses sociales, e impide todo surgimiento de oposición verdadera. Así, el cardenismo no fue un verdadero cambio, sino parte del proceso de control político de la burguesía sobre la clase obrera y campesina.
El gobierno y su partido tienen de su parte a los líderes de las organizaciones campesinas, obreras y populares para mantener la estabilidad política. Pero no a las masas, de ahí que la política "a la mexicana" sea nunca negociar de frente, sino de "ladito", en lo "oscurito", porque los partidos actuales "no están en condiciones de poner al descubierto cuáles son los verdaderos intereses sociales que representan, así como tampoco cuáles son los objetivos de las clases de la sociedad mexicana por los que verdaderamente luchan". Al contrario, todos forman parte de un intercambio político en el que la oposición real es inexistente. Por eso la llamada "democracia mexicana" naturaliza la imposición y organiza la unanimidad, es una democracia “bárbara”, pues la norma democrática de Sufragio Efectivo y No reelección se convirtió en un "fetiche puramente ideológico". Por eso, las elecciones presidenciales son la coreografía mediante la cual se renuevan las alianzas para concentrar el poder nuevamente en el presidente, con base en el acuerdo político de acatar todos el sistema político existente. Aunque los presidentes cambien, la élite se reelige. Es el sistema el que hay que transformar.
A partir de Miguel Alemán, se estableció una alianza entre la familia revolucionaria y los capitalistas más emprendedores, quienes se han servido del Estado como instrumento del desarrollo capitalista y de sometimiento de los campesinos y obreros al presidencialismo. "La centralización del poder fue, para ellos y para el país, el medio de hacerse de riquezas, de concentrar el capital y de reproducir las condiciones privilegiadas. Con el apoyo estatal, los empresarios fueron el único "sector social" que nunca se plegó al partido único de Estado. No lo necesitaron. Con su independencia, el empresariado podía presionar al Estado cuando fuese necesario y, al mismo tiempo, mantener al partido y al Estado como efectivos interlocutores y promotores sociales". (Miguel Orduña Carson. José Revueltas. México. Una democracia bárbara). Sin embargo, las masas están despertando, como lo demuestran los movimientos de obreros, ferrocarrileros y maestros de 1958. Pero hay que esperar para que la clase obrera tome conciencia de su papel histórico y en conjunción de otros grupos haga la revolución social. Al efecto, hay que organizar a las masas en un partido y crear líderes populares "que supieran obedecer el curso histórico", para cambiar la correlación de las fuerzas sociales y organizar el movimiento democrático de lucha por la liberación nacional.
Entre sus ensayos políticos, también se encuentran: “Cuestionamientos e intenciones”, “Dialéctica de la conciencia”, “Ensayos sobre México”, “Escritos políticos I, II y III”; “México: una democracia bárbara” y “México 68: juventud y revolución”.
A la par de la política, Revueltas realizó una brillante carrera literaria: en 1941 publicó “Los muros de agua”, y para 1943 su novela “El luto humano”, por la que recibió el Premio Nacional de Literatura. En 1944 publicó un libro de cuentos, “Dios en la tierra”. También se dedicó al teatro, en el que montó diversas obras, y al cine, para el que escribió argumentos y adaptaciones de más de veinticinco películas. Ya para 1949 dio a la luz su novela “Los días terrenales” y la obra de teatro “El cuadrante de la soledad”. En 1967 publicó “Obra literaria”, por la que ganó el premio Xavier Villaurrutia. También formó parte del jurado del premio Casa de las Américas.
Sus últimos años los dedicó a las letras. Todavía publicó “Material de los sueños” (1974) y su “Antología personal” (1975).
Murió Revueltas en la ciudad de México el 14 de abril de 1976. Durante su sepelio en el Panteón Francés de La Piedad, Víctor Bravo Ahuja, secretario de Educación del presidente Echeverría, trató de rendir homenaje al escritor siempre perseguido y encarcelado por el gobierno, pero fue interrumpido por Martín Dozal, compañero de celda en Lecumberri de Revueltas: ¿No se da usted cuenta de que no queremos oírlo, señor? Vivas a Revueltas, mueras a Bravo Ahuja. La disensión acompañó hasta a su tumba a Revueltas.
Para Pablo Neruda fue “una síntesis del alma mexicana. Tiene, como su patria, una órbita propia, libre y violenta. Tiene la rebeldía de México”.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
Efeméride. Nacimiento 20 de noviembre de 1914 Muerte 14 de abril de 1976.
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