1818-1897
Nacido en la ciudad de México el 10 de febrero de 1818, pasó su niñez en el Molino del Rey, en las colindancias del Bosque de Chapultepec. A los 13 años falleció su padre y su madre enloqueció, tuvo que trabajar para sobrevivir. Andrés Quintana Roo lo protegió y le dio una plaza en la aduana, así pudo continuar con sus estudios en el Colegio de San Juan de Letrán, cuna de la generación de los escritores más importantes de la segunda mitad del siglo XIX. En 1836, fundó la Academia de Letrán con otros escritores. Su carrera periodística la inició como redactor del “Diario Oficial”; en “El siglo XIX”, participó como crítico teatral con la columna “Los San Lunes de Fidel”. En 1842 trabajó como inspector de tabacos en Zacatecas. Entre 1843 y 1844 fue redactor de “El Museo Mexicano”; luego, en el “Monitor Republicano”. En 1845 con Ignacio Ramírez fundó el periódico satírico “Don Simplicio”. En el Ministerio de relaciones colaboró con una sección en inglés, para dar a conocer a los irlandeses, principalmente los derechos de la República.
Combatió la intervención estadounidense. Fue secretario particular de Valentín Gómez Farías y de Bustamante. Fue diputado en los Congresos de 1848, 1850 y 1852. Ministro de Hacienda del presidente Arista en 1852. Sus fuertes críticas contra la dictadura de Santa Anna le ocasionaron persecuciones y que fuera desterrado a Cadereyta. En 1853 regresó y fue aprehendido por escribir un libro sobre la guerra contra los Estados Unidos; Santa Anna mandó quemar todos sus apuntes y lo envió a Tehuacán; ahí colaboró con Manuel Orozco y Berra en su Diccionario Universal de Historia y Geografía.
Los temas sobresalientes de sus artículos periodísticos son la amenaza de la guerra norteamericana, la lucha entre los grupos políticos del país, las controversias entre federación y centralismo, siempre en tono festivo e irónico, con pasión política y empeño por las causas populares.
Apoyó el Plan de Ayutla para combatir a Santa Anna. En 1855, Juan Álvarez lo nombró administrador general de Correos. En 1856, fue elegido diputado Constituyente. Después del autogolpe de estado de Comonfort, acompañó a Juárez y en Guadalajara, lo defendió del cuartelazo de Antonio Landa y le salvó la vida el 14 de marzo de 1858, cuando con valentía y dominio de la persuasión, enfrentó a los rebeldes iniciando su discurso con la frase: “¡Alto, los valientes no asesinan!”
En 1858 fue ministro de Hacienda y de Fomento en el gabinete de Juárez. Un año después, durante el sitio de Miramón a Veracruz se refugió con Juárez en San Juan de Ulúa. En Veracruz, redactó el periódico satírico “El Río Cualandas”, en el que se burlaba de los conservadores. En 1861, como ministro de Hacienda, publicó un decreto en el que señalaba que los bienes eclesiásticos eran y habían sido siempre del dominio de la Nación.
En 1862, fundó el periódico “La Chinaca”, en el que se mofaba de los franceses; luego, fue electo diputado por Guanajuato. En 1863, escribió el periódico satírico “El Monarca”, contra Maximiliano. También escribió en “El Tiempo” y en “El Diario del Hogar”. En 1865 fue director del periódico oficial del gobierno de la República. Acompañó a Juárez hasta El Paso del Norte como administrador de Correos.
Cuando Juárez prorroga su mandato, rompió con él, apoyó a González Ortega y en 1866 se fue del país; regresó al año siguiente y fue electo diputado. Publicó una serie de folletos en contra del gobierno de Juárez. En 1868 fue nombrado miembro honorario de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Diputado en 1869, 1871, 1873, 1875, 1880 y 1882. En el Colegio Militar fue maestro de Historia Patria. En 1886 publicó "Lecciones de Historia Patria" y en 1876 “Lecciones Elementales de Economía Política, dadas en la Escuela de Jurisprudencia de México en el curso de 1871”. En 1890 el periódico “La República” convocó a un concurso para saber quién era el poeta más popular y ganó.
En 1896 pronunció su último discurso en el Congreso al que pertenecía desde 1884. Murió en la ciudad de México, Tacubaya, el 2 de marzo de 1897. Sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres. Con Ignacio Manuel Altamirano ocupa el sitio más distinguido de las letras mexicanas del siglo XIX. Altamirano lo nombró “El poeta mexicano por excelencia, el poeta de la Patria”. Algunas de las obras que dejó son: “La musa callejera”, “Romancero Nacional”. “Memorias de mis tiempos”, “Viajes de orden supremo”, “Viajes a los Estados Unidos”, y “Compendio de Historia Universal escrita en vista de Duruy y otros autores”. Además de las obras dramáticas: “El Alférez, Alonso de Ávila” (1843) y Monólogo, A mi padre. Se le considera Prócer de la Reforma.
Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.
Efeméride. Nacimiento 10 de febrero de 1818. Muerte 2 de marzo de 1897.
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