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Autora: Doralicia Carmona Dávila.

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

 


 
 

 


 


Guisa y Acevedo Jesús

1899-1986

Nació en Salvatierra, Guanajuato, el 15 de octubre de 1899. Pasó su niñez con su familia y en el campo, de donde fue a residir a la ciudad de Morelia: ahí estudió en el Seminario de la misma ciudad. Posteriormente se trasladó a Europa, a Bélgica, en donde cursó en la Universidad de Lovaina la carrera de filosofía, y se  doctoró en 1923.

Por dos años permaneció en España, tras los cuales regresó a la ciudad de México, en donde empezó a colaborar en el periódico Excélsior justo cuando estaba por estallar le rebelión cristera que se oponía a la Constitución de 1917 porque la Iglesia veía limitada su influencia social y obligaba al  gobierno a seguir una política anticlerical. Algunos diarios como el Excélsior y el Universal siguieron una línea que no iba de acuerdo con la posición gubernamental en la disputa entre la Iglesia y el Estado. Articulistas como Guiza y Acevedo, apoyaron el movimiento de los cristeros en sus escritos y resistieron la presión del gobierno. Ante esta actitud, el presidente Calles ordenó una censura que sólo se levantaría hasta terminar el conflicto y acusó de insurrección a los colaboradores del Excélsior, Jesús Guiza y Acevedo, José Elguero y Victoriano Salado Álvarez, por lo que ordenó su deportación a los Estados Unidos. La propietaria de ese diario fue obligada a venderlo.

Años después, Guiza y Acevedo retornó al país y trajo de Lovaina las enseñanzas del Cardenal Mercier y su grupo, de una manera polémica y combativa. En 1934 aceptó impartir la cátedra de filosofía tomista en la Universidad Nacional Autónoma de México, a invitación de Antonio Caso. Pero en 1935, el nuevo texto del artículo 3o. constitucional, que establecía la educación socialista, propició que Antonio Caso polemizara en la prensa sobre el marxismo, con el líder obrero y profesor universitario Vicente Lombardo Toledano y con Francisco Zamora, profesor de economía. El fondo del debate era si la educación socialista debía abarcar, inclusive, la enseñanza universitaria. Caso sostenía que no, en defensa de la libertad de cátedra, pero el presidente Cárdenas declaró que la Universidad se debía ajustar a lo establecido en la Constitución y que se elaboraría una nueva Ley Orgánica. Varios profesores renunciaron públicamente, ante la amenaza de la desaparición de la libertad de cátedra, entre ellos Guiza y Acevedo. La amenaza no se cumplió y tiempo después, el rector Luís Chico Goerne, renunció a su cargo, entre otros motivos, ante la acusación de los opositores del proyecto cardenista de entregar la Universidad al gobierno, pues entre las manifestaciones de apoyo a la expropiación petrolera de 1938 hubo una que encabezó el rector al frente de una multitud de universitarios.

A pesar de ser un hombre de ideas ultraderechistas, se mostró tolerante y capaz de llevar larga y profunda amistad con comunistas destacados como Diego Rivera y David Alfaro Siquieros. En 1936 fundó la Editorial Polis, y al siguiente año, la revista Lectura, Libros e Ideas (que fue publicada hasta 1974).  Dice Guillermo Sheridan (Refugachos y Refifigiados) acerca de esta publicación: “Una revista singularmente violenta, la única que se asume declaradamente fascista, es la quincenal Lectura (Revista crítica de ideas y libros), fundada en mayo de 1937 por el filósofo graduado en Lovaina Jesús Guiza y Acevedo. La revista publicaba material de Paul Claudel, Hillaire Belloc, Charles Maurras y el infaltable José María Pemán, entre columnas de tema mexicano cuyo blanco favorito son los «indolatinos marxistas», enemigos de los «católicos romanos» y el exilio español («México es la colonia penal de España», se titula un editorial)”.

Enemigo del cardenismo, para Guiza y Acevedo en México los padres de familia no tienen el derecho de educar a sus hijos porque el único que puede hacerlo es el estado y tampoco se respetan y se promueven las formas libres de expresión. Escribió que México era tan totalitario o más que Alemania, pues se ejercía un irritante monopolio en la educación y el Estado manejaba la economía a su antojo. En contraste simpatizaba con el franquismo español y hostilizaba a los refugiados republicanos españoles, “rojos”, que llegaban a México.

Por otra parte, Guiza y Acevedo estableció la librería “Taberna Libraria”, muy cerca del Pasaje Madero, a donde concurrían personalidades de las letras, del arte y de la política. Hugo Gutiérrez Vega (Personajes de la derecha) dice de él: “Alto y barbado, hablaba premiosa y constantemente sobre Malinas, el cardenal Mercier, la Universidad de Lovaina, Friburgo de Brisgobia y otros santos lugares de la educación superior católica”.

Volvió a hacer colaboraciones periodísticas, ahora en el diario Novedades, donde publicó sus artículos hasta 1956. En este último año se convirtió en miembro de número de la Academia de la Lengua, de la que se retiró al ser rechazada su propuesta para el ingreso de un nuevo miembro.

Habiendo sido fundador del PAN, renunció al partido en la década de los sesenta y escribió: “Acción Nacional practica un oportunismo que ha degradado, postrado y arruinado todo intento patriótico de oposición [...] Declara no ser de izquierda, ni de derecha, ni del centro, y rechaza, con aspavientos ruidosos, cualquier continuidad histórica. Quiere ser sólo de hoy [...] El ser de México es, para ella, una carga pesada de la que hay que desembarazarse, una herencia ingrata a la que hay que renunciar, un molde ya hecho añicos que hay que tirar, un tropiezo que hay que rehuir.

Y procede curarse de esta enfermedad que es Acción Nacional. Lo triste es que al PRI le conviene que exista. Y ella tan feliz y contenta, tan livianamente alegre y confiada.”

Fue un escritor político muy prolífico: entre sus numerosas obras se deben mencionar las siguientes: Doctrina política de la reacción (1941), Hispanidad y germanismo (1946), El cardenal Mercier o la conciencia occidental (1952), Los católicos y la política (1952), Estado y ciudadanía (1957), Me lo dijo Vasconcelos (1965), Acción Nacional es un equívoco histórico (1966) y Muerte y resurrección de México (1978).

Falleció en la ciudad de México el 30 de septiembre de 1986.

Escribió José Fernández Santillán (El partido transversal): “En el PAN, aparte del nombre de Gómez Morín, hay figuras de enorme tradición como Jesús Guiza y Acevedo, Efraín González Luna, Roberto Cossío, Adolfo Christlieb Ibarrola, Carlos Castillo Peraza y Manuel J. Clouthier. Son iconos que apuntalan una tradición partidista”.

Doralicia Carmona: MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.

Efeméride: Nacimiento 15 de octubre de 1899. Muerte 30 de septiembre de 1986.